El 8 de agosto es el Día Mundial de la Retinopatía del Prematuro, celebración impulsada por la Sociedad Panamericana de Retinopatía del Prematuro, con el objetivo de poner la mirada sobre los nacimientos antes de término y uno de sus riesgos: la retinopatía.

Se trata de un trastorno ocular que puede afectar a los bebés nacidos antes de tiempo. Consiste en que los vasos sanguíneos de la parte posterior de los ojos, donde se ubica la retina, se desarrollan de manera anómala.

Estos vasos sanguíneos comienzan a desarrollarse en el primer trimestre de la gestación. En la mayoría de los casos, alcanzan su completo desarrollo para el momento del nacimiento a término.

Si el bebé nace muy prematuramente, cabe la posibilidad de que los ojos no se desarrollen de manera apropiada, haciendo que los vasos sanguíneos dejen de crecer o crezcan de manera anormal.

La retinopatía del prematuro se desarrolla en cinco etapas, que van desde el crecimiento levemente anormal de los vasos sanguíneos hasta el desprendimiento total de la retina.

Si la enfermedad no se detecta a tiempo, los vasos sanguíneos anómalos siguen creciendo y pueden afectar gravemente la visión del bebé, produciendo incluso ceguera irreversible.

Por ello, al niño que nace prematuro se le debe realizar exámenes especiales, entre ellos un fondo de ojos, ya que puede presentar esta patología.

En la actualidad existen tratamientos que permiten que el paciente diagnosticado de manera temprana tenga secuelas mínimas de la enfermedad.

La mejor manera de prevenir la retinopatía en el niño prematuro es tomar medidas para evitar que el parto ocurra de manera precoz. Para ello, los controles médicos durante el embarazo son fundamentales.

Causa de ceguera

La retinopatía del prematuro tiene tratamiento, pero puede ser causa de ceguera infantil si no se la detecta y trata a tiempo.

Por ello, el Ministerio de Salud Pública destaca la importancia de un diagnóstico oportuno y preciso y que el niño afectado reciba el tratamiento adecuado.

El tratamiento bien llevado permite mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes prematuros con retinopatía.

Dado que esta enfermedad no presenta signos ni síntomas mientras se desarrolla en el ojo del recién nacido, la única manera de diagnosticarla es mediante una exploración ocular conocida como fondo de ojo, práctica que debe realizar un oftalmólogo especializado.  

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