Una investigación que se realizó en puestos de venta y en plantas productoras de sal en Salta reveló que durante la pandemia bajó mucho la calidad del yodo en la sal en la provincia.
Mientras en febrero de 2020, el 59,3 por ciento de las sales que se vendían en Salta capital cumplían con los requisitos de yodación requeridos por la ley, un año después este porcentaje cayó al 29,2 por ciento.
Por las visitas que se hicieron a las plantas productoras, se supo que durante el período 2020-2021 hubo un solo control por parte de la Dirección de Bromatología de la Provincia.
Especialistas advirtieron que esta situación va a tener un costo alto para la salud pública y la economía en el corto, mediano y largo plazo ya que el déficit de yodo desde la gestación genera una disminución en el coeficiente intelectual y la aparición de patologías cognitivas y neurológicas graves.
Este nutriente, esencial para la vida, se encuentra de manera natural en algas, mariscos y pescados de mar, alimentos que no son habituales en la dieta de los salteños y que son poco accesibles para la mayoría. Por eso, la incorporación del yodo en la sal, algo obligatorio por ley desde 1967, es fundamental para la salud de la población.
Expertas señalaron que en Salta y en la Argentina faltan políticas públicas para prevenir los trastornos por deficiencia de yodo, que afectan la salud de miles de personas y, además, la economía regional y el capital humano y social.
Observaron que es un problema que en la Argentina los productos industrializados no tengan la obligación de incorporar sal yodada. Solo en Salta existe una ley para que los productos panificados estén suplementados con sal con yodo.
Más sales sin yodar
En febrero último, se tomaron muestras de sal envasada en 89 barrios representativos de la ciudad de Salta y se compararon los resultados con los obtenidos en febrero de 2020, tomando como punto de referencia la pandemia de coronavirus, que comenzó en marzo del año pasado.
La investigación se hizo mediante un convenio entre el Centro Nacional de Investigaciones Nutricionales (CNIN) de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis) Dr. Carlos G. Malbrán, que está en Salta, y la Red Mundial de Yodo -Iodine Global Network (IGN), en inglés-.
De acuerdo con lo relevado por las investigadoras, la marca regional de sal predominante en la ciudad de Salta bajó la calidad del 61,1 al 22 por ciento en el lapso de un año.
Los otros ocho pequeños o medianos productores regionales, que son los principales proveedores en el interior de Salta y en las otras nueve provincias del NOA y NEA -donde viven unas 7 millones de personas-, variaron del 48,3 al 25 por ciento.
Las marcas nacionales, que representan un pequeño aporte en la región, disminuyeron la calidad del 87,5 al 77,8 por ciento.
Las investigadoras lograron determinar que en 2021 hubo un aumento de sales envasadas sin yodar o con insuficiente yodación, tanto en las marcas nacionales como en las regionales, que este año casi duplicaron la oferta de sales no aptas para el consumo.
De las observaciones que hicieron en las plantas productoras, solo dos de ellas mantuvieron la yodación en el rango «aptas» entre 2020 y 2021. El mejor nivel alcanzado en la producción de sales correctamente yodadas se obtuvo en el año 2019, pero durante la pandemia disminuyó notablemente.
Todos los productores encuestados manifestaron que no tuvieron obstáculos en la provisión de yodato de potasio, a pesar del contexto inflacionario. Si bien algunos trabajadores se infectaron con el coronavirus, la producción fue normal y ninguna planta cesó en sus actividades.
Sin seguimiento adecuado
La coordinadora de la Red Mundial de Yodo para NOA, NEA y Cuyo y cocoordinadora de este organismo en la Argentina, Sonia López Linares, quien lideró esta investigación en la provincia, explicó que, a pesar de que la ley de yodación de la sal tiene más de medio siglo, esto no garantiza que la población esté cubierta.
La experta observó que «la mayoría de las sales que se compran en Salta están insuficientemente yodadas» y evaluó que esto se debe a que las plantas dejaron de tener controles fiscales y a que los directores técnicos de las empresas, que tienen que vigilar que se cumpla el adecuado nivel de yodación, «no han realizado el seguimiento adecuado».
Comentó que este problema no es exclusivo de Salta ni de la Argentina, sino que la misma situación se dio en muchos países durante la pandemia, sobre todo, en África.
López Linares señaló que el yodato de potasio no implica un gran gasto para los productores, pero consideró que existe una responsabilidad por parte de los directores técnicos de las plantas, quienes deben verificar diariamente la calidad de yodación en la salida del producto.
«Ellos tienen que responder mensualmente a la Municipalidad y a Bromatología de la Provincia pero en esta época de pandemia el Estado disminuyó mucho sus controles», lamentó la especialista.
Alimento especial
López Linares contó que recién a partir de 2018 se comenzó a trabajar con los salineros y a hacer relevamientos.
Hubo talleres de concientización sobre la importancia de su trabajo, asesoramiento con expertos internacionales y se les enseñaron técnicas manuales para yodar la sal.
“Les explicamos que su producción es diferenciada: no es un alimento común. Ellos tienen una responsabilidad muy grande. Por eso tienen directores técnicos que tienen que chequear”, expresó.
López Linares aseguró que en Jujuy hay un buen sistema de bromatología, que controla muy bien a los salineros, y que estos lograron mejorar la producción de sal yodada.
Fuente: El Tribuno