Aunque falten varios meses para definir las candidaturas, en las dos principales coaliciones no se deja de hablar del tema.  

En el Frente de Todos, es clave lo que decida Cristina Kirchner mientras que en Juntos por el Cambio, que tiene varios anotados en la carrera hacia la Casa Rosada, la decisión de Mauricio Macri es el dato que todos esperan. 

Horacio Rodríguez Larreta sostiene que está dispuesto a competir en primarias por la candidatura presidencial aun cuando deba enfrentar a Macri. Esa contundente definición es lo mínimo que se le puede pedir a alguien que aspire a gobernar al país. 

De todas maneras, en el círculo más cercano a Larreta creen que no llegará el momento de corroborar la veracidad de esa afirmación porque apuestan a que Macri no se presentará a jugar el segundo tiempo.

Creen que finalmente el expresidente preferirá asumir el papel de referente para todos los sectores del PRO, influir en el discurso de la campaña y quedarse con el mérito de haber sido la figura clave en la construcción de una coalición que gobernó el país durante cuatro años y que puede volver a hacerlo. 

Ven poco probable que Macri se quede esperando el resultado de las encuestas del año que viene para definir sus pasos.

También en el larretismo confían en su neutralidad en una eventual competencia entre candidatos del PRO,  porque si bien ideológicamente hoy parece más cercano a Patricia Bullrich, con el jefe de Gobierno de la Ciudad tiene una mayor trayectoria política compartida. 

«No me gusta que me bajen ni que me pongan en ningún lado», responde Macri cuando le preguntan sobre su posible candidatura. Es lógico que busque una revancha de una gestión que no tuvo los resultados que él esperaba, pero tampoco está dispuesto a encarar una campaña con un resultado incierto. 

Su candidatura tampoco será bien recibida en todo Juntos por el Cambio porque muchos consideran que su figura es demasiado divisiva y que en caso de volver a la Casa Rosada tendría, casi de inmediato, medio país en contra, sin ningún compás de espera ni margen de tolerancia.

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