El Gobierno ya no intenta siquiera mostrar algún tipo de ancla contra la inflación. Un empresario de un sector que acaba de cerrar paritarias lo describió así: «Acá, ellos (los sindicatos) piden y nosotros damos. Total esto es nominalidad. Esos incrementos se pasarán a precios y la carrera es la misma que en los últimos años: precios contra salarios. Con la salvedad de que a este Gobierno no le importa esa puja distributiva porque le es funcional: recauda más. Parecen incluso cómodos con salarios creciendo al 60% y la inflación al 70% o más, que es algo que puede pasar».

El comentario del empresario viene a cuento del cierre de la paritaria testigo como la de Comercio. Cerró 59,5% anual desde abril hasta el 31 marzo del 2023, mayor al 50% en promedio que se venía viendo en gremios menores. Para este hombre de negocios, la inflación tendrá un piso de 70% en 2022, si los otros sindicatos representativos se suben a este nuevo reclamo. «Si empezás a cerrar en estos niveles, te van a empezar a pedir todos lo mismo. Marca un precedente importante. Creo que el Gobierno resignó la pelea por la inflación y sólo fogonea la carrera precios-salarios», reiteró.

La Bancaria llamó al paro nacional para el 28 de abril porque pide un incremento como mínimo del 60% mientras que las entidades le ofrecen 50% más una revisión si se dispara la inflación. Uno de los sindicatos más efectivos en obtener sus reclamos sabe que más tarde o más temprano lograrán ese incremento. De ser así, será otra que marcará el ritmo para las otras grandes.

Después del 60% de Comercio, que maneja más de un millón de personas, será clave lo que saque la Uocra y Upcn. Otra antecedente también marca lo que viene: el Gobierno y los sindicatos de ATE y Upcn acordaron un aumento adicional del 10% que se percibirá con los salarios de mayo próximo. Así, la mejora anual total para el período 2021/2022 fue del 64,4%, pero se extiende a casi el 80% si se toman otros “extras” obtenidos. Fue la previa a la apertura de la negociación colectiva de este año y de 2023.

«El Gobierno juega con fuego al desanclar las paritarias, dólar y tarifas con una inflación que corre al 6% mensual. Tener una espiral inflacionaria aún mayor es algo posible en este esquema», dice preocupado un economista muy escuchado por empresarios. En un diálogo franco con colegas señala que el rango inflacionario «ya pasó el 60% para este año» y que «si seguimos así vamos a terminar en setenta y pico».

La estimación no es del todo improbable. Si bien el consenso de consultoras y bancos para el IPC de 2022 es del 57% tomando el FocusEconomics, hay quienes ya veían desde antes más fuego en los precios: Econométrica ya tiene 73,5% para este año, Banco Galicia 65%, mientras que Fiel y LCG dicen 64%. Estas proyecciones fueron antes del IPC de marzo con el fatídico 6,7% y la reciente liberación de las paritarias. Los ajustes de las expectativas serán para arriba. Todos avisan que las subirán.

En el combo de no tener anclajes empieza a aparecer, otra vez, el dólar. Se despertó el billete en los circuitos alternativos. Después de una larga siesta que descomprimió desde niveles de $230 y fomentó el carry trade, el contado con liquidación empezó tibiamente a subir. Claro, el dólar no avisa ni cuando sube ni cuando baja. El CCL y el MEP terminaron ayer en $204 (estuvieron abajo de $190 hace pocos días) y el blue subió a $202. Sube más del 7% en la semana.

Un experimentado operador de la City lo explicaba bien: «Muchos se jugaron a hacer la bicicleta financiera porque el Central subió las tasas y estaba el acuerdo con el FMI. Y está bien. Pero lo mejor del carry trade ya pasó. Y con este nivel de inflación el dólar va empezar a subir, es natural», razona. Pero advierte: “No va volver a niveles anteriores, al menos por ahora, pero hay que seguirlo con cuidado”.

Javier Casabal, estratega de Grupo Financiero Adcap, le puso punto final a la recomendación que traían para el carry trade. De hecho, fueron uno de los primeros en la City en recomendarle a los inversores que apostaran por las tasas. «Estamos cerrando nuestra recomendación con la brecha en 70%. Uno de los supuestos más importantes viene sin cumplirse: el Central no viene siendo capaz de acumular reservas consistentemente y eso le da una enorme fragilidad al carry trade», aseveró.

Mientras tanto, Martín Guzmán sigue en Washington en la reunión del FMI y el Banco Mundial. No hay grandes expectativas más allá de empezar a recalibrar junto al Fondo las proyecciones que dieron nacimiento al programa para financiar pasivos. Ya avisó Kristalina Georgieva que la inflación es “el gran riesgo” que enfrenta la Argentina. Y más allá de esa obviedad, ratificó que “la implementación debe recalibrarse para reflejar los cambios en la economía global para la Argentina”.

No parece que vaya a ser tan fácil como quiere el ministro. La número uno del FMI avisó cuál será la tesis por la que navegará: si bien hay presiones inflacionarias a causa de la guerra en Ucrania que perjudican a Argentina, también hay puntos positivos como los precios de los commodities que juegan a favor.

De hecho, la primera revisión del programa, inicialmente prevista para junio, fue adelantada a mayo con el fin de efectuar esa recalibración y se esperan novedades en las próximas semanas. ¿Habrá dado el visto bueno el Fondo al desanclaje de las paritarias? Ni el Fondo ni el Gobierno encuentran ancla para el desborde inflacionario.

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