El concepto “quinta columna” es bien peronista, pero puede aplicarse a la vida interna del radicalismo provincial por estos días. Era el concepto con que Perón designaba al derrotismo interno o a la traición organizada. Por eso es útil para tratar de explicar lo que ocurre en la UCR salteña a días de la oficialización de los precandidatos a diputados nacionales por el frente Juntos por el Cambio

El hombre que aparecía como candidato natural del partido era el diputado provincial Héctor Chibán: por nivel de conocimiento, por recorrido proselitista, por vínculos con sectores del radicalismo nacional y por haber sido pieza clave para que el frente nacional tenga su correlato en Salta. El combo explicaba la confianza con que Chibán anunciaba sus pretensiones de competir. Como los socios partidarios del frente – Ahora Patria y el PRO – resaltaba que lo ideal era consensuar una lista unidad y en caso contrario dirimir las candidaturas a través de unas PASO como establece la ley.

La posibilidad corre peligro. Lo indica el Acta Constitutiva del Frente Juntos por Cambio+ que lleva la rúbrica del presidente radical, Miguel Nanni. El artículo 22 indica que la alianza “acuerda admitir una sola y única lista del FRENTE, bastando para tal fin el acuerdo por unanimidad de los miembros del órgano de gobierno de ésta alianza. En tal caso la JUNTA ELECTORAL no podrá en ningún caso avalar ni aceptar ninguna lista ni pre candidatura que no sea la lista del FRENTE. En caso de no concretarse una Lista Unidad, cada partido integrante del FRENTE podrá presentar una sola lista por partido, o conformar una lista con otro partido integrante del Frente, en tales casos la Junta Electoral evaluará su correcta admisión o su correspondiente rechazo por simple mayoría”.

Para quienes apoyan la precandidatura de Héctor Chibán, ello permite la proscripción y convierte a la Junta Electoral en brazo ejecutor de ello. El actual diputado provincial habría hecho una presentación al Juzgado Electoral Federal para impugnar el artículo al que considera violatoria del espíritu de la Ley que estableció las PASO para delegar en la voluntad de la ciudadanía la elección de candidatos a diputados nacionales arrebatando esa facultad a las cúpulas partidarias.

Eso no es todo. La norma indicada violenta el artículo 64 de la Carta Orgánica partidaria que establece que los candidatos a ocupar cargos electivos deben elegirse “por el voto directo y secreto de los afiliados”. La obligación para la provincia quedaba cumplida en los hechos con las PASO, aunque tal derecho se violenta con lo acordado por los presidentes de partidos a la hora de rubricar el Acta Constitutiva de JxC+.

A lo estrictamente normativo, debe sumársele lo política. Dirigentes que responden a Miguel Nanni explicitaron su rechazo a la precandidatura a diputado nacional de Héctor Chibán. Rubén Correa (presidente del Comité Capital de la UCR) declaró que el actual diputado provincial “no tiene consenso en el partido” (InformateSalta 12/4/21); Alberto Salim, de la riñonada de Correa habló de la precandidatura de Humberto Vázquez y calificó al lanzamiento de Chibán como algo personal (FM Aries, 20/7/21). Hasta Nanni hizo lo suyo al declarar que a le gustaría como precandidato “una figura disruptiva” (SIC).

Si el cafayateño estaba pensando en una especie de Facundo Manes salteño, es algo que desconocemos. Lo cierto es que el mencionado artículo 22 lo faculta a elegir una sola lista de precandidatos por su partido y que también logró plasmar la posibilidad de concretar su capricho “disruptivo”. El artículo 13 del Reglamento de la Junta Electoral establece que la participación de extrapartidarios estará sujeta a la aprobación del Órgano de Gobierno de la alianza transitoria y que se necesita para tal aprobación el voto favorable de al menos dos de sus miembros. La lista que presente un candidato extrapartidario, deberá llevar además la firma de dos apoderados de la Alianza.

Nanni debería tener cuidado. Es más probable que el romerismo cole un candidato propio en la alianza a que él encuentre un Facundo Manes salteño. Lo indudable, en cambio, es que el cafayateño radical ya parece haber aprendido todas las mañas del establishment político provincial para garantizarse que todo lo que ocurra dependa de la voluntad de las cúpulas.

Fuente: Cuarto.com

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