Un 13 de agosto, pero de 1925, nacía en el barrio porteño de Chacarita Carlos Salim Balaá, descendiente de inmigrantes sirio-libaneses, que más tarde se haría famoso bajo el nombre Carlitos Balá. Dueño de un humor sano e inocente, creó personajes, sketchs y frases inolvidables. Una marca registrada vinculada a la infancia de varias generaciones, a ese humor naif que, como tal, aún hoy sigue despertando sonrisas. Creó un estilo con identidad propia. Logró lo que pocos.
De muy jovencito ya se subía a los colectivos de la línea 39 en Chacarita, su barrio. Los choferes lo conocían y muchos de los pasajeros también. En cuando se ponía primera por Federico Lacroze hacia Palermo, empezaba la función nómade. Carlitos comenzaba a desandar chistes, contar pequeñas historias, interpretar personajes y entablar un ida y vuelta genuino con ese público espontáneo y poco usual. Esa platea de 21 asientos que no imaginaba que estaba ante quien, con los años, se convertiría en la gran estrella del espectáculo para chicos y en el creador de frases que, con solo decirlas, remiten a él. ‘¿Qué gusto tiene la sala?‘, o un golpeteo que incita a una sola respuesta: ‘Balá‘. Todo dicho.
Por eso, en este dìa tan especial las redes sociales, particularmente Twitter, se colmaron de saludos, recuerdos y anécdotas dedicadas al inventor del Ea-ea-ea pe-pé y Sumbudrule, entre otros populares gags, y del recordado “chupetómetro”, donde los chicos dejaban su chupete.
En 2010 Balá fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por la Legislatura porteña y un año más tarde recibió una Mención de Honor de parte del Congreso de la Nación Argentina, además de un Martín Fierro por su destacada trayectoria en radio, televisión -donde brilló con El show de Carlitos Balá-, teatro y cine.
Fuente: El Tribuno