Los investigadores de la NASA calcularon el poder de la erupción frente a Tonga del sábado pasado como «500 veces más poderoso que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima«.

James Garvin, científico jefe del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, dijo a la radio NPR que «el número que hemos obtenido es de alrededor de 10 megatones, 10 millones de toneladas, equivalente a TNT».

Y según Michael Poland, del Servicio Geológico de Estados Unidos, «podría ser la explosión más fuerte en la tierra desde 1883, cuando explotó el volcán Krakatoa en Indonesia».

Dos buques de la armada neozelandesa llegarán a Tonga el viernes con suministros de agua esenciales para la nación insular del Pacífico que se tambalea tras una erupción volcánica y un tsunami y que está prácticamente aislada del mundo exterior.

Cientos de casas en las pequeñas islas exteriores de Tonga quedaron destruidas, con al menos tres muertos, después de que la enorme erupción del sábado desencadenó un tsunami que arrasó la zona, donde viven 105.000 personas.

La Cruz Roja dijo que sus equipos en Tonga confirmaron que el agua salada procedente del tsunami y las cenizas están contaminando el agua potable de decenas de miles de personas.

«Garantizar el acceso al agua potable es una prioridad crítica e inmediata (…) ya que hay un riesgo creciente de enfermedades como el cólera y la diarrea», dijo Katie Greenwood, de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Nueva Zelanda dijo que Tonga, uno de los pocos países libres del coronavirus, aceptó recibir dos de sus barcos, el Aotearoa y el Wellington, pese a la preocupación por la importación de un brote de Covid-19 que agravaría su crisis.

Simon Griffiths, capitán del Aotearoa, dijo que su barco transporta 250.000 litros de agua, junto con otros suministros, y tiene capacidad para producir otros 70.000 litros al día.

El volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai entró en erupción a unos 65 kilómetros de la capital tongana, con una explosión que se escuchó a 2.300 kilómetros de distancia en Nueva Zelanda, y envió tsunamis a través del Océano Pacífico.

James Garvin, científico jefe del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, dijo que la fuerza de la erupción se estimaba en el equivalente a entre cinco y 10 megatones de TNT, o más de 500 veces la de la bomba nuclear que Estados Unidos lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial.

Olas de hasta 15 metros golpearon el grupo de islas exteriores de Ha’apia, destruyendo todas las casas de la isla de Mango, así como la costa oeste de la isla principal de Tonga, Tongatapu, donde 56 casas quedaron destruidas o gravemente dañadas, según la oficina del primer ministro.

Las comunidades tonganas en el extranjero han publicado en Facebook imágenes de sus familias, dando una idea de la devastación, con casas reducidas a escombros, árboles caídos, carreteras y aceras agrietadas y todo cubierto de ceniza gris.

Tonga también ha estado en gran medida desconectada desde que el volcán dañó su único cable de comunicación de fibra óptica submarina. Su propietario dijo que probablemente tardará un mes o más en repararlo.

El archipiélago tiene 176 islas, 36 de ellas habitadas. Su principal aeropuerto, el internacional de Fua’amotu, no sufrió daños por el tsunami, pero quedó cubierto de ceniza, que ha tenido que ser limpiada a mano. Un funcionario local dijo que es posible que los vuelos de ayuda procedentes de Nueva Zelanda y Australia comiencen el jueves.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, habló con su homólogo de Tonga, Siaosi Sovaleni. Dijo que dos aviones Hércules están listos para partir con suministros humanitarios y equipos de telecomunicaciones, y que un barco naval, el Adelaide, se está preparando para partir de Brisbane con equipos de purificación de agua y suministros humanitarios adicionales.

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