Centenares de policías fueron desplegados este miércoles en la favela de Jacarezinho en Río de Janeiro para «recuperar» el control de ese territorio acechado por grupos criminales, donde en mayo se ejecutó la operación policial más letal de la historia de la ciudad.

Desde muy temprano, 1.200 policías fuertemente armados irrumpieron en esa barriada del norte, considerada un bastión de la agrupación criminal Comando Vermelho, indicó la Policía Militar en Twitter.

«El gobierno del estado (de Río) empieza una recuperación del territorio en la comunidad de Jacarezinho. Comunidades aledañas también serán ocupadas», afirmó la fuerza en uno de los mensajes, acompañados con fotografías y videos de uniformados vestidos de negro patrullando las calles.

Hasta el momento la situación era de «aparente tranquilidad» y no se registran «tiroteos» entre bandas y las autoridades, afirmó el vocero de la Policía Militar, Ivan Blaz, de acuerdo a lo que informó la agencia de noticias AFP.

«Era necesario que hiciéramos este trabajo de cerco y ahora nos toca buscar el cumplimiento de órdenes de búsqueda y captura y verificación de antiguos mandatos de prisión«, añadió Blaz.

La megaoperación forma parte de un programa de la gobernación, bautizado Ciudad Integrada, para transformar «las comunidades del estado de Río» donde actúan bandas criminales y narcotraficantes, precisó el gobernador Cláudio Castro en Twitter.

«Fueron meses elaborando un programa que cambie la vida de la población, llevando dignidad y oportunidad. Las operaciones de hoy son apenas el comienzo de un cambio que va más allá de la seguridad», señaló.

Castro, quien sostuvo que dará más detalles, dijo la semana pasada que la iniciativa diferirá de las de otras épocas, cuando las autoridades aplicaban una estrategia militar contra los grupos criminales.

Expertos en seguridad y violencia cuestionan ese enfoque por sus pocos resultados y altas tasas de muerte.

Jacarezinho, centro de la operación, fue escenario en mayo pasado de una sangrienta incursión policial que dejó 29 muertos, entre ellos un uniformado.

La acción policial se proponía desarticular una banda que reclutaba a niños y adolescentes para el tráfico de drogas, robos, secuestros y asesinatos.

Organizaciones defensoras de derechos humanos la calificaron como la operación policial más mortífera en la historia de Río de Janeiro y denunciaron ejecuciones sumariales, que la ONU pidió investigar.

Desde octubre pasado, dos agentes están siendo procesados ante la justicia por homicidio.

El mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, que ganó las elecciones presidenciales de 2018 con un discurso de mano dura contra la criminalidad, respaldó a los policías.

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