La empresa multinacional Repsol negó tener responsabilidad en el derrame de petróleo que se produjo el sábado en Perú en la localidad de Ventanilla, que provocó graves daños ambientales en el mar y las playas de la zona.
El vertido dejó una mancha de petróleo de al menos 18.000 metros cuadrados, que afecta áreas protegidas, flora y fauna marina, informó el ministerio de Ambiente del país.
En diálogo con un medio local, la gerente de comunicaciones de Repsol, empresa propietaria de la refinería La Pampilla, donde se registró el derrame, se pronunció al respecto y desligó a la firma de toda responsabilidad: «No. Nosotros no ocasionamos el desastre ecológico y no puedo decir quién es el responsable«, señaló Tine Van Den Wall Bake que compartió la agencia RT.
La representante vinculó los hechos a un «oleaje anómalo» que complicó las tareas de descarga del crudo desde el buque Mare Dorium a la refinería. Según la entrevistada, tras la erupción del volcán en Tonga, en el océano Pacifico, se comunicaron con la Marina de Guerra para descartar que la actividad volcánica generase alerta de tsunami.
«Nosotros hacemos la consulta a la Unidad de la Marina de Tráfico Marítimo, para ver si había alerta, y nos confirman que no la había para el litoral y que podíamos proseguir con la carga», aseguró. Siempre según la versión de la compañía multinacional, así fue cómo, al registrarse un aumento en la intensidad de las olas, «se paralizó la descarga y se aplicó el plan de contingencia».
Además, ya sobre la medianoche, se pidió a los buzos sacar barriles y se avisó tanto al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) como al Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinermin) sobre lo ocurrido. Por el hecho, ordenaron una investigación contra los representantes legales y directivos de la refinería. Al mismo tiempo, ordenaron a Repsol por 10 días limpiar las zonas afectadas por el derrame, lo que abarca las playas de la localidad: Ancón, Santa Rosa, Bahía Blanca, Costa Azul y Cavero.