Guadalupe Godoy tiene el cuero curtido de tantos años de batallar como abogada querellante en los juicios de lesa humanidad, pero siente algo especial esta vez. Deberá el lunes volver a acusar a Miguel Osvaldo Etchecolatz con el testimonio de Jorge Julio López –como lo hizo hace quince años cuando el testigo desapareció por segunda vez–. En esta oportunidad será en el proceso que se le sigue a Etchecolatz y a Julio César Garachico por lo sucedido con López y otras seis personas en el centro clandestino conocido como el Pozo de Arana.

“Es un juicio que inevitablemente lleva a hacer balances porque hay una continuidad con ese primer juicio que hicimos hace quince años”, le dice Godoy a Página/12 mientras trabaja en el alegato que dará, en representación de la Unión por los Derechos Humanos, este lunes ante los tres jueces que actualmente integran el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata, a cargo del proceso que arrancó a finales de agosto.

“Este nuevo juicio demuestra lo dificultosa que ha sido la etapa de la reapertura de las causas y los logros que hemos tenido. Pero también es un juicio con muchas ausencias”, dice Godoy mientras revisa sus notas de aquel proceso de 2006, cuando Etchecolatz finalmente se sentó en el banquillo de los acusados tras la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. En ese entonces, ella era una de las abogadas del colectivo Justicia YA! en el juicio. López está desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, pero con su testimonio dio sustento a este nuevo proceso contra el exdirector de Investigaciones de la Bonaerense y contra Garachico.

Después de su secuestro en octubre de 1976, López estuvo primero en la casa de paredes rosadas y al rato lo llevaron al Pozo de Arana, uno de los puntos neurálgicos de la represión en la zona de La Plata. Allí vio a las otras seis víctimas cuyos casos se ventilan en este juicio junto con el suyo: Norberto Rodas, Alejandro Sánchez, Efraín Guillermo Cano, Ambrosio De Marco, Patricia Dell Orto y Francisco López Muntaner. Sólo Cano sobrevivió y únicamente los restos de Sánchez fueron hallados.

“Este proceso también nos permite tomar dimensión del enorme valor del testimonio de López, que fue tan atacado a partir de su desaparición”, dice Godoy. El suyo será el primer alegato en el juicio al que le seguirán el de las querellas de la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Después será el turno de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de La Plata. Se espera que les fiscales aleguen durante marzo porque el juicio se viene llevando adelante con audiencias cada quince días.

En las próximas semanas, los jueces Andrés Basso, José Michilini y Alejandro Esmoris deberán dictar sentencia al multicondenado Etchecolatz y a Garachico, que ya tiene una sentencia por su actuación en el centro clandestino conocido como La Cacha. Las audiencias podrán seguirse por las redes de La Retaguardia y de la Comisión Provincial por la Memoria.

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