Durante los últimos dos años de pandemia aumentaron las consultas a profesionales de la salud, como psicólogos, psicopedagogos o fonoaudiólogos por las dificultades que enfrentan los chicos para incorporarse a las clases, sobre todopara los que ingresan a primer grado.

Padres y docentes perciben que los niños presentan inconvenientes para adaptarse en cuestiones como la lectoescritura, el lenguaje y la comunicación o las relaciones interpersonales.

Consultados, distintos profesionales brindaron un panorama de lo que pasó a lo largo de estos meses y lo que se espera en al comienzo de clases.

Cómo vienen los niños de nivel inicial

“A la vuelta a la presencialidad tenías nenes súper estimulados que podían reconocer iniciales y nenes que no tenían ni motricidad fina”, dice Mayra Noe, de 49 años, maestra de nivel inicial y de primer grado. “Y esto fue todo un desafío, volver a armar un grupo, reorganizar una sala, con esas diferencias”.

Para Noe el uso constante de tecnología que trajo la pandemia y las clases virtuales, conllevó cuestiones como la falta de conexión en la mirada o la ausencia de un hilo conductor. “Cuando les leés un cuento, les cuesta conectar esos 7, 8, 9 minutos”.

Noe remarca la falta de motricidad fina y gruesa. “Hoy tenés nenes que no pueden agarrar un lápiz porque ahora es todo táctil”, señala.

La maestra ejemplifica entre las cosas que hacían en la sala de cinco: poner una soga y colgar broches, hacer fuerza con una tijera. “Son cosas que se pierden”, dice.

María Cresta, licenciada en psicopedagogía, observó que los chicos que llegan a primer grado en la escuela donde trabaja tienen “falta de autonomía”. “Lo que vi en 2021 fue la falta de hábitos, de agarrar la mochila, de sacar los útiles, la impaciencia ante la espera, el no poder respetar los turnos al hablar, escuchar a la maestra y a los compañeros, esto costó un montón”, relata.

“También se notó en lo que tiene que ver con la alfabetización, post pandemia se notó quien tuvo el acompañamiento de las familias para hacer las tareas, sobre todo con los más chicos”, indicó la profesional.

El lenguaje y la comunicación en los niños que ingresan a primer grado

En tanto, la licenciada en fonoaudiología Marcela Luque (U.B.A M.N 8992), manifiesta: “Cada día hay más niños con trastornos primarios en la comunicación y en el lenguaje”.

La profesional da un dato alarmante: “Después de la pandemia hay más de 1000 niños por fonoaudióloga. Hay una emergencia sanitaria de fonoaudiólogos”.

Según Luque, hay más niños con trastornos de los lenguajes en relación a los aprendizajes y subraya el efecto de la pantalla y el celular. “Uno aprende a hablar en interacción con otro”, señala. Y advierte: “Esto que se aprende en sala de tres, cuatro y cinco no estuvo”.

La fonoaudióloga explica: “Muchos nenes llegan a primer grado con muchos procesos de simplificación fonológica, un niño de desarrollo típico a los cuatro años y medio resuelve todos los sonidos del habla, adquiere todo el mapa fonológico”.

Para Luque los alumnos que estaban en sala de cinco virtual llegan “súper comprometidos al aula”, al tiempo que considera que los del año pasado llegaron mejor pero “fue insuficiente”.

La profesional observa que hay un aprestamiento a la lectoescritura endeble, con muchos desafíos en relación a la atención. “Llegan con la atención y la memoria lábil”, señala.

Para Luque “la presencialidad es lo que nos acerca, humanizar a cada niño, y esto todavía no paso porque esto fue a medias en 2021″.

Las consultas a profesionales por las dificultades de los niños

La psicóloga infantil Sabrina Niño, explica: “El jardín desde lo social les brinda muchas herramientas y muchos de estos chicos en la pandemia se vieron privados de estas experiencias entonces nos encontramos con nenes que empiezan un ciclo de la primaria donde se espera que puedan responder de cierta manera y no cuentan con esos recursos”.

A raíz de estas situaciones la licenciada Niño recibió un aumento en las consultas sobre frustraciones en los chicos, diagnóstico solapado de timidezquedar aislado, el bullying, falta de actividades deportivas o recreativas, entre otras.

Todo eso la llevó a generar un espacio donde coordina grupos de actividades sociales con chicos de entre 6 y 10 años, que es la población más afectada. Trabajan en forma grupal y llevan a la práctica situaciones donde ellos mismos pueden aprender.

“Cómo saludar, cómo poder ingresar a un nuevo grupo, cómo poder festejar cuando gano en un juego, cómo poder enojarme cuando pierdo en un juego, cómo poder invitar a un amigo, cómo puedo defender lo mío; todo lo que tenga que ver con recursos con los que los chicos llegan a la primaria con esto ejercitado”, enumera Niño.

Cómo fueron los años anteriores y los problemas de aprendizaje

María Capurro es docente de una escuela pública y de una privada. En 2020 tuvo un primer grado de 27 chicos en un colegio.

“En ese momento fue muy complejo por la falta de conectividad. Se conectaban entre 15 y 18 chicos de 53 de los dos primeros del turno tarde”, cuenta Capurro. “Además, en el caso de esa escuela tenía un contexto desfavorable respecto a la educación de los padres”, resalta.

“En segundo me tocó recibir a los mismos chicos, porque existe un sistema de unidad pedagógica”, explica. Este sistema implica que en la escuela pública los chicos tienen a la misma maestra en primero y segundo grado. Esta situación le permitió ver el seguimiento de los chicos que sí se habían podido conectar de los que no.

Los que se habían podido conectar estaban alfabetizados, podían escribir sus nombres, y los otros no tanto, podían escribir solo vocales.

Capurro define la situación como “catastrófica” y se explaya: “Un chico de primer grado no puede acceder solo a la computadora, lo que nos pasaba con primero es que si no había un adulto al lado era imposible”.

Lo que ha pasado, según coincidieron varias profesionales también, es que al haber clases virtuales, los padres han podido ver lo que saben los otros chicos y comparan. Esto generó mucha ansiedad en ellos.

“También hay personas que exageran y queman etapas y creen que porque sus hijos no escriben el nombre están mal”, manifiesta Capurro.

Para dar calma, la docente señala que el proceso de alfabetización lleva su tiempo, desde lo cognitivo y lo emocional, y que no por eso un niño tiene un trastorno en el aprendizaje. Hay procesos esperables.

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