Después de las primarias de agosto de 2021, el presidente Alberto Fernández empezó a hacer recorridas cara a cara en distintos puntos del país, en particular en el conurbano bonaerense. Lo que parecía parte de la campaña, fue retomado en los últimos tiempos. El viernes estuvo en el barrio porteño de Villa Lugano escuchando a trabajadores de la fábrica Textilcom, y en las próximas semanas, aseguran en su entorno, seguirá recorriendo el territorio bonaerense y otras provincias. Una de las novedades que surgió de esta actividad es que el mandatario decidió incorporar a su equipo a Malena Botti, una docente de geografía de una escuela de Temperley, a laque conoció en una recorrida en octubre del año pasado– con el fin de trabajar en la articulación de las distintas escuelas públicas con los ministerios nacionales para poder solucionar problemáticas específicas.
En esta nueva etapa que empieza para el Gobierno tras el acuerdo con el FMI, Fernández está preocupado por las consecuencias que dejó la pandemia. Sobre todo, por las problemáticas vinculadas al trabajo, a la inflación y al aumento desmedido de los precios, pero también a todas aquellas consecuencias en la salud mental de la población. Considera que será necesario tratar de generar una nueva esperanza, sobre todo en los jóvenes y adolescentes, que transitaron momentos muy difíciles, y que tienen muchos problemas para imaginar un futuro promisorio. Fernández piensa que trabajar en esos ejes será uno de los desafíos esenciales que su gobierno tendrá durante los próximos años. También será un tema del que hablará durante su discurso de apertura de las sesiones ordinarias, el primero de marzo.
Alberto Fernández en lugar del psicopedagogo
En octubre, dentro de lo que se denominaban las «microacciones», el Presidente fue al Instituto Modelo San José, de Temperley, Lomas de Zamora, para conversar con alumnos del último año del colegio secundario. Los chicos fueron convocados a un taller de test vocacional, pero en lugar de un psicopedagogo, coordinó el taller el Presidente de la Nación.
Fernández no quiso cambiar los planes y la conversación giró en torno a qué querían hacer los jóvenes en el futuro. El Jefe de Estado se sorprendió y preocupó porque muchos estaban frustrados y ni siquiera tenían ganas de imaginar qué harían con sus vidas. En esa ocasión también conoció a dos docentes Malena Botti y Damián Leccese, que fueron muy enfáticos en contarle al mandatario los problemas cotidianos que tenían en sus escuelas y cómo se habían agravado por la pandemia.
Malena Botti, la «docente de confianza» del Presidente
Luego de eso, el Presidente invitó a los docentes a Casa Rosada y siguió conversando de las problemáticas, en esa ocasión también con la presencia del ministro de Educación, Jaime Perczyk. Botti le propuso a Fernández que quería trabajar «de cualquier manera posible» para ayudar a ser el nexo entre las demandas puntuales de las escuelas y el Presidente. Fernández le dijo que sí y fue así que la incorporaron al equipo de Presidencia. Ahora, por las mañanas, la docente sigue trabajando en la escuela de Temperley, pero a la tarde recorre escuelas del conurbano, anota las demandas y luego articula con los distintos ministerios para poder resolverlas. Lo único que le pidió a Fernández es poder contar con un vehículo para que la lleve a todos los barrios.
En diálogo con Página12 Botticontó que «me ofrecí para contar la situación de nuestras escuelas y en ese momento el Presidente agarró una hoja y anotó nuestros teléfonos». Después, comentó, «lo fuimos a ver a Casa Rosada y le contamos que los docentes durante la pandemia trabajamos con nuestros propios dispositivos, sobre los problemas de conectividad y edilicios y también sobre los problemas que sufren nuestros alumnos vinculados a cuestiones de salud mental. Le dije que me gustaría seguir aportando y al Presidente se le ocurrió que yo podía seguir con el trabajo que él había empezado que era recorrer las escuelas, hacer un relevamiento de lo que necesita cada una y de ahí derivar al ministerio de Salud, Educación o a las intendencias para que lo puedan resolver«.
«Estamos terminando de organizar un cronograma de las escuelas a las que vamos a ir las próximas semanas. Tratamos de visitar dos escuelas por día y abarcar todo lo que podamos. Cuando termina el mes hacemos un relevamiento de lo que más se repite para que después se pueda desarrollar una política pública», añadió.
Planes pospandemia para adolescentes
Las últimas actividades públicas que realizó el mandatario estuvieron en su gran mayoría relacionadas con esta preocupación que tiene vinculada al futuro de los jóvenes. La semana pasada Fernández anunció en Tecnópolis un plan para construir 100 escuelas técnicas. Allí habló con varios adolescentes y les dijo que era necesario que le den importancia a la educación técnica porque eso significaba «estar preparados para poder conseguir un trabajo y que cuando terminen el colegio sepan a dónde ir».
Lo mismo ocurrió el viernes cuando visitó la fábrica de Villa Lugano, donde entregó a varios jóvenes los primeros diplomas de «oficial costurero» luego de capacitarse durante enero a través del programa Potenciar Trabajo. “Me pone muy contento lo que viví recién, son chicos, chicas, hombres, mujeres que están recibiendo la asistencia del Estado para emprender un futuro como trabajadores de una empresa que crece», subrayó.
Según supo Página/12, la idea de Fernández es armar un programa específico de salud mental para la pospandemia, sobre todo pensando en los adolescentes. Lo habló durante su viaje a China con un representante muy importante de la OMS, que a su vez estuvo conversando del tema con la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Se trata de un asunto que, según cuenta, desde el comienzo de la pandemia fue una preocupación de diversos funcionarios como la exministra de Seguridad, Sabina Frederic, y el asesor presidencial, Alejandro Grimson, y que se reforzará en los próximos meses.