El 27 de marzo de 2020, el intendente de San Lorenzo, José Manuel Saravia, firmó una resolución que iba a durar «hasta que finalice la cuarentena», algo que, ya se sabe, no se mantuvo. Y menos mal, porque de lo contrario, los habitantes de ese municipio podrían haber estado más de un año sin bebidas alcohólicas.
Hace dos años, Saravia firmaba la resolución junto al secretario de gobierno Rodrigo de la Serna y el procurador general Jorge San Miguel. La misma aseguraba que en San Lorenzo quedaba «estrictamente prohibida la venta de bebidas alcohólicas». CUARTO informaba que esa medida se iba a mantener «al menos hasta que finalice la cuarentena decretada por el gobierno nacional».
En el artículo segundo de dicha resolución se establecía que a los comerciantes que incumplieran la medida se les iba a aplicar “una multa por la suma de pesos quince mil”. En caso de reincidencia se duplicaría el monto y hasta podría clausurarse el comercio infractor.
«Otro artículo señala que incluso las bebidas alcohólicas deberán estar ocultas a la vista y los negocios deberán colocar un cartel en el que se explicite la disposición municipal. Caso contrario se labrarán multas de 2 mil y 5 mil pesos, respectivamente», agregaba este medio.
«Nada se explica del porqué de la medida», seguía CUARTO, y comparaba la situación con la del municipio de Metán, donde también se había prohibido la venta de bebidas alcohólicas. Para este medio, la prohibición metanense tenía su razón «en la escalada de violencia derivada de riñas alcohólicas». «Pero en la Villa Veraniega no se sabe hasta ahora cuáles fueron las razones para cortar, de un día para otro, el abastecimiento», agregaba.
Finalmente, la medida no se mantuvo demasiado tiempo. La cuarentena sí.