Salvo por el breve período que abarcó la discusión por el entendimiento con el FMI, la Cámara de Diputados se encuentra paralizada desde hace semanas. La interna que atraviesa el Frente de Todos y que se ve reflejado en lo más alto de su cúpula tiene a su vez su correlato en la Cámara Baja.

Todas las fuentes consultadas por El Economista dentro del espectro oficialista aseguran que si bien no habrá una fractura formal, el bloque ingresará en una dinámica en la que coexistirán al menos dos grandes líneas internas de trabajo.

Incluso aquellas voces que reconocen que hay quienes “piensan” en un eventual funcionamiento como interbloque aseguran que podría haber más de dos grandes bloques: Por un lado están los cerca de 20 diputados de La Cámpora, los referenciados en Juan Grabois y Patria Grande, los legisladores de extracción sindical, los del Frente Renovador y los más cercanos a los gobernadores y a la Casa Rosada.

Quien tiene el claro mandato de conservar la unidad es el santafesino Germán Martínez, quien desde que fue ungido por el presidente Alberto Fernández ha trabajado consecuentemente con dicha hoja de ruta.

El nivel de tensión interno llegó a tal punto que hasta se especuló con correr de la Bicameral de Trámite Legislativo (Comisión clave porque trata los DNU) a los referentes de La Cámpora, (Marcos Cleri por Diputados y Anabel Fernández Sagasti por Senado), si bien nada de ello sucederá al menos hasta el momento. “Romper sería como dar por perdido el 2023”, razonan para explicar que la sangre no llegará al río.

Algunas voces de la Cámara Baja entendían que La Cámpora se encontraba momentáneamente replegada en el esquema territorial luego de la demostración de fuerza del 24 de marzo, los triunfos en la UOM tanto a nivel nacional como en algunas seccionales de peso (caso Quilmes) y los triunfos en los distritos de la provincia de Buenos Aires en los que hubo elecciones el domingo pasado. Entre ellos San Isidro en donde Santiago Cafiero fue derrotado. Sin embargo la irrupción de un proyecto en el Senado para crear un fondo que colabore en el pago de la deuda con el FMI a través de la identificación de evasores pone en duda dicha hipótesis.

En ese marco en el que las comisiones no pueden terminar de conformarse producto de la desconfianza, la quietud de la Cámara Baja fue alterada en los últimos días por el pedido de sesión especial de Juntos por el Cambio para el próximo 5 de abril, con el objetivo de derogar la Ley de Alquileres.

Un pedido orientado más a mostrar la parálisis del Poder Legislativo que una verdadera derogación dado que sin dictamen se requerirá de los dos tercios.

Por ahora desde la presidencia del bloque se encuentran más abocado a la conformación de las comisiones que a unificar criterios respecto de la Ley de Alquileres. Ayer hubo reunión virtual entre secretarias parlamentarias.

En tanto fue José Luis Gioja el encargado de hacer su aporte por parte del FdT al debate por los alquileres y presentó proyecto propio que contempla entre otros puntos gravamen a la vivienda ociosa.

Desde Salta días atrás, el titular de la Cámara Baja, Sergio Massa reiteró su propuesta de derogar la ley vigente por 90 días y conformar un ámbito de trabajo entre todos los sectores políticos que permita avanzar en la redacción de un nuevo texto con criterio “federal”. Algo de eso charló con Fernández durante el fin de semana. Así lo expresó el propio Presidente en una entrevista en la TV Pública en donde aclaró que hay alrededor de siete proyectos en danza y que será uno de los temas que se tratará en lo inmediato.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí