La policía de Israel impidió el miércoles que cientos de manifestantes judíos de extrema derecha marcharan hacia la Puerta de Damasco de Jerusalén, la entrada principal al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, en medio de las crecientes tensiones entre israelíes y palestinos.
Varios cientos de manifestantes que portaban banderas israelíes comenzaron a marchar desde una plaza cerca del municipio de Jerusalén, según un testigo de Reuters, desafiando las órdenes policiales y pese a la condena de varios líderes del país.
Los organizadores dijeron que la marcha era un intento de «devolver la sensación de seguridad a las calles de Jerusalén». Los líderes israelíes dijeron que la marcha fue una «provocación».
Un reciente recrudecimiento de la violencia en Israel y los territorios palestinos ocupados ha suscitado temores de un retroceso hacia un conflicto más amplio.
Desde marzo, las fuerzas israelíes han causado la muerte de al menos a 29 palestinos en incursiones en Cisjordania, y una serie de mortíferos ataques callejeros árabes han provocado la muerte de 14 personas en Israel.
Los enfrentamientos en la Ciudad Vieja de Jerusalén plantean el riesgo de una recaída en una conflagración más amplia como la guerra de 11 días entre Israel y Hamás, que controla la Franja de Gaza, del año pasado, en la que murieron más de 250 gazatíes y 13 israelíes.
Más temprano el miércoles, el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, ordenó a la policía que prohibiera al legislador de extrema derecha Itamar Ben-Gvir visitar la Puerta de Damasco, siguiendo las recomendaciones de los funcionarios de seguridad.
Los manifestantes se pelearon con la policía para tratar de llegar a la Puerta de Damasco, pero se desviaron a otra puerta de la Ciudad Vieja después de que las fuerzas los detuvieran, dijo un testigo de Reuters.
Hamás advirtió contra los manifestantes que se acerquen al lugar sagrado y dijo que «los líderes de la ocupación» asumirán toda la responsabilidad por las consecuencias de «medidas tan peligrosas y provocativas».
La Ciudad Vieja se encuentra en Jerusalén Este, que los palestinos reclaman como capital de un futuro estado.
Israel, que anexó Jerusalén Este en un movimiento considerado ilegal por el derecho internacional, califica a Jerusalén como su capital eterna.