En Juntos por el Cambio, las visiones sobre la estrategia electoral para 2023 difieren cada vez más y sus actores las hacen explícitas. Se dan entre los partidos que forman la coalición y también dentro del PRO.

Mauricio Macri, que hace escuchar cada vez más su voz y que ganó presencia gracias, en parte, al trabajo de Patricia Bullrich difundiendo la visión política que comparten, le dijo a los legisladores del PRO que no debían seguir aquellas iniciativas de los radicales que impliquen más presencia del Estado y consecuentemente, mayores impuestos. 

Ese cuestionamiento hizo ruido interno, pero dejó en claro que el expresidente cree que las elecciones de 2023 se ganarán con un discurso cada vez más liberal y lejos del centro.  

La convicción ideológica, la conveniencia electoral y el fantasma de Javier Milei abonan esa posición. Precisamente, el crecimiento del libertario genera una división entre los halcones del PRO que lo quieren dentro de la coalición y todos los demás sectores de JxC que rechazan esa posibilidad.

Hacia el interior del PRO, las diferencias sobre cómo encarar la próxima campaña electoral y una eventual gestión de gobierno son crecientes y se expresan con claridad.

El referente de las palomas y principal aspirante a la candidatura presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo que “hay que negociar, hay que ceder para poder hacer” y está convencido que las elecciones se ganarán desde el centro.

Uno de sus principales funcionarios afirma, con claros destinatarios en la interna partidaria, que “no nos van a correr a la derecha”

Larreta considera que es necesaria una gran coalición política porque si bien las elecciones se ganan con 40, 45 o 50% de los votos, las reformas que hacen falta requieren el apoyo del 70% de la población.  

De ese porcentaje excluye al kirchnerismo y a la izquierda por lo que piensa en acuerdos, básicamente con el peronismo con fuerza en el interior del país. 

Para Larreta, ganar las elecciones con un mensaje polarizador condenaría de arranque a un próximo gobierno.

Según Bullrich, por el contrario, las alianzas del “establishment político” tendrían como consecuencia dejar todo como está, y no hacer los cambios que hacen falta.

Para la presidenta del PRO las elecciones no se van a ganar desde el centro sino desde los polos con un mensaje claro contra el populismo cuya expresión electoral es el peronismo.

Los sectores duros del PRO todavía cuestionan a Larreta por su acercamiento a Alberto Fernández al inicio de pandemia.

Un dirigente radical ironizaba en la cena anual de Cippec que si quiere escuchar a un bullrichista hablar mal de un político “no hay que preguntarle por Máximo sino por Horacio”.

La curiosidad radical
Curiosamente, la UCR, que fue históricamente el partido más identificado con las internas, es el que aparece hoy con menos conflictos internos, al menos entre sus principales referentes.

El radicalismo se encamina a elegir con amplio apoyo a Gastón Manes como presidente de la Convención Nacional, nadie le va discutir la candidatura a jefe de Gobierno a Marín Lousteau y la carrera presidencial quedó circunscripta a dos nombres: Gerardo Morales y Facundo Manes.
Uno es un gobernador probado, con experiencia política y líder partidario mientras que el otro responde a la creciente demanda social por figuras políticas nuevas.

En el radicalismo hay decisión de competir con el PRO por los principales cargos y mostrarse como una alternativa diferente. Los radicales consideran que fueron poco tenidos en cuenta en el Gobierno de Cambiemos, pero no pueden soslayar que perdieron por amplio margen la primaria de 2015 en la que Macri obtuvo 24% de los votos y Ernesto Sanz 3%.

Los radicales saben mejor que nadie que en política los lugares no se ganan con reclamos sino con votos y parecen abocados a conseguirlos con una amplitud para aceptar a nuevas figuras con poca tradición partidaria que era impensable tiempo atrás.

A pesar de las diferencias, los incentivos para preservar la unidad de Juntos por el Cambio son muy evidentes aunque hay quienes teorizan que las grandes coaliciones que se dividieron el voto popular en 2019 actúan como espejo y, por lo tanto, si se divide una, la otra tiene menos necesidad de mantenerse junta.

“La unidad por la unidad misma no sirve”, acaba de decir Macri, en un claro mensaje a los socios de la coalición.

Para los candidatos locales y aquellos que apuntan a cargos legislativos es clave mantener a Juntos por el Cambio como se lo conoció hasta ahora.

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