Se publicaron los resultados de las cuentas públicas del Sector Público Nacional. El déficit fiscal primario para los primeros 4 meses del año fue de $272.000 millones. La meta con el FMI es de $567.000 millones para los primeros 6 meses de 2022, por lo que el proporcional para los 4 primeros meses sería de $378.000 millones. Siendo así, el Gobierno argentino estaría en un nivel de déficit primario equivalente al 72% del tope acordado con el FMI.

De todas formas, esta aparente consecución de la meta se está logrando en base al maquillaje contable que se viene utilizando desde el mismo marzo, primer mes del monitoreo. Entre los ingresos del Tesoro Nacional se computa en el rubro «Otras rentas de la propiedad» la diferencia entre la valuación de mercado de los títulos públicos y su valor nominal que resulta cuando el rendimiento ofrecido por dichos títulos es superior a la tasa de interés de mercado. Computar esta diferencia de valuación como ingreso es una práctica común. 

Sin embargo, este concepto suele representar 0,3% del PIB cuando desde marzo del 2022 está representando el 1,3% del PIB. Si no se tuviera en cuenta este ingreso extraordinario de 1% del PIB, el déficit primario sería 40% superior al tope del FMI. 

El Ministerio de Economía ya aclaró que en lo sucesivo computará a los efectos del cumplimiento con el FMI un tope de 0,3% del PIB en el rubro «Otras rentas de la propiedad». Así que, queda al desnudo, que la meta fiscal con el FMI ya está incumplida.

Cuando se mira con un poco más de detalle surge que los subsidios energéticos son los que más crecen. Lo vienen haciendo a razón del 166% interanual. Esto es un aumento equivalente al 1% del PIB. No por casualidad, un monto similar al aumento que el Ministerio de Economía computa como ingreso extraordinario en el rubro «Otras rentas de la propiedad». Dado que a partir de mayo este rubro estará topeado al nivel que usualmente traía (0,3% del PIB), hay que revisar los subsidios energéticos. Por esto es que la Secretaría de Energía ya empezó a ceder aprobando un aumento de las tarifas de luz y gas y declaró que avanzará en la segmentación de las tarifas. Pero para desacelerar tan potente dinámica va a necesitar varios aumentos más.   

De todas formas, la dinámica creciente del déficit fiscal no se termina con los subsidios energéticos. Los ingresos tributarios (fuente genuina y principal de financiamiento del sector público nacional) vienen creciendo a razón del 60% interanual. Este es un monto similar a la inflación

Ahora, el resto de los otros rubros principales de gasto, que son las prestaciones sociales (jubilaciones, asignaciones familiares y planes asistenciales) y los salarios públicos, también vienen creciendo por encima de la inflación. 

Las prestaciones sociales están creciendo a razón del 66%, dentro de las cuales el gasto en planes asistenciales, que son los que distribuye el Ministerio de Desarrollo Social entre las organizaciones piqueteras, crecen a razón del 90% por efecto de más planes y aumento del salario mínimo legal dado que el monto de los planes se define como 50% del salario mínimo. Los salarios públicos, por su parte, crecen a razón del 71%. 

Entonces, si la inflación está en 60% anual y en crecimiento, y prácticamente todos los gastos están creciendo por encima de ella, hay que esperar una aceleración de la inflación. Esto se explica porque el Gobierno necesita que la inflación se acelere a la tasa que crecen sus principales gastos a fin de que los ingresos tributarios crezcan a dicha tasa para contener el crecimiento del déficit fiscal.

La aceleración de la inflación es el resultado de la mala gestión en el sector público. En lugar de ordenar el diseño del sistema previsional, la gestión de los recursos humanos, la política asistencial, los subsidios energéticos, se gasta materia gris en rediseñar los billetes con figuras de próceres en lugar de animales. Una agenda totalmente desenfocada del tema más importante y urgente que aflige a la gente. 

Eso sí, con orgullo se anuncia que la figura de Eva Perón volverá a ser la cara en los billetes de $100. ¿No se dan cuenta los funcionarios del Gobierno que colocar a Evita en un billete que se desvaloriza por una inflación creciente, más que homenaje, es una falta de respeto?

La meta fiscal con el FMI nació incumplida. Esto queda demostrado por el hecho de que ya en marzo del 2022 hubo que apelar al maquillaje de los ingresos extraordinarios del rubro «otras rentas de la propiedad», recurso que ahora ya fue limitado. La meta de emisión monetaria, que es la otra importante, todavía se mantiene muy por debajo del tope (60%). Pero con esta dinámica del gasto público es altamente factible que sobre fin de año la meta de emisión monetaria también se incumpla. 

Desde el punto de vista del acuerdo, no habrá problemas porque el FMI perdonará. La memoria de Evita también perdonará cuando en diciembre un billete de $100 sólo alcance para comprar caramelos. La duda es si la gente perdonará porque le está costando, cada vez más, llegar a fin de mes y al año siguiente hay elecciones.

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