“En lo que va del año, una decena de sitios alcanzaron en todo el país ese reconocimiento, o están en proceso de hacerlo. Una lucha central que con acompañamiento de una política oficial nacional recuperan así una parte fundamental de su identidad” destaca un informe publicado por el diario Tiempo Argentino. El movimiento incluye cementerios milenarios preservados, reenterramientos generados a fuerza de lucha o puntos emblemáticos de la Madre Tierra que allí hay un pasado por recordar y un presente por proteger.
“Esto comienza cuando la actual presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), Magdalena Odarda, siendo senadora, presenta un proyecto de ley de declaración de Sitios Sagrados. Ese proyecto pierde estado parlamentario. Cuando asume como presidenta del Instituto, lo encara desde el INAI. Sobre la base del Programa Nacional de Restitución de Restos, crea el área de restitución y agrega la protección de Sitios Sagrados”, relata el antropólogo Fernando Pepe, responsable del área en el INAI con una militancia por la recuperación de restos indígenas previa a su pertenencia institucional.
“Para cada pueblo originario lo sagrado significa algo distinto. Pero un punto en común de las 34 cosmovisiones diferentes es que los ancestros son sagrados”, remarca Pepe. Es por eso que las primeras declaraciones tienen que ver con la presencia de ancestros, con el hallazgo de sus restos o con su recuperación y restitución.
Los casos se suceden en este año. El primer caso fue en febrero en Viedma, provincia de Río Negro, en donde fueron enterrados 50 ancestros y ancestras de los pueblos mapuches y tehuelches que habían estado en exposición durante más de tres décadas en el Museo Gobernador Tello. La segunda declaración también fue en Río Negro, en Las Grutas, sobre un cementerio ancestral de más de 6000 años que en el año 2013 se había convertido en un loteo de la constructora Aspa. A principios de abril se concretó la tercera, sobre el lugar del cerro chubutense donde se hallaron los restos del «hombre de Yanquenao», exhumados en 1979 de un enterratorio milenario y restituidos a su comunidad en 2018.
Luego se reconocieron tres puntos de Puerto Madryn: dos enterratorios y un espacio ceremonial. El proceso llegó después a la Provincia de Buenos Aires, con la declaración de un Sitio Sagrado en el Cerro La Caballada, en Carmen de Patagones. La provincia de Salta también está en la agenda de este movimiento. “Vamos por los niños del Llullaillaco, en Salta. Si no hay presiones, va a salir”, se esperanza Pepe en relación con los niños incas sacrificados y momificados que se exponen en el Museo de Alta Montaña de nuestra ciudad. La intención es restituir esos restos y los objetos que lo acompañan al enterratorio original en la cima del volcán Llullaillaco.
“Los lugares no solo tienen importancia para las comunidades locales. Varios de ellos se relacionan con personajes históricos, como Ceferino Namuncurá en Neuquén, o a hechos imborrables como la Masacre de Napalpí en Chaco” destaca el informe mencionado.