No importa la cifra exacta porque fueron cientos de miles. Trabajadores asalariados, de la economía popular, beneficiarios de planes sociales, militantes políticos y sindicales, entusiastas de las marchas y hasta curiosos se sumaron a la movilización que convocó la CGT y que la CTA de los Trabajadores y movimientos sociales participaron aportando columnas numerosas. Todos, todas y todes caminaron desde el Obelisco hasta el Congreso para decir que «Primero está la Patria» y repudiar a los responsables de la espiral inflacionaria que afecta tanto al que recibe un sueldo como al que yuga en la economía popular. 

También respaldaron al gobierno del Frente de Todos pero le reclamaron al presidente Alberto Fernández más firmeza y decisión para confrontar a los que desestabilizan su gobierno con el descontrol de la economía. «Que el presidente Alberto ponga lo que tiene que poner. Que no se preocupe que los trabajadores lo vamos a bancar», bramó el triunviro Pablo Moyano (camioneros) subido a un trailer poco antes de que comenzara la marcha. Héctor Daer (sanidad), con menos vehemencia, llamó a encontrar «una salida en conjunto» aunque advirtió que «la que pretenden los sectores de concentración económica solo empobrecerían al pueblo».

La consigna de la multitudinaria expresión callejera fue «Primero la Patria», una definición que forma parte de las máximas del peronismo. Ésta engloba los reclamos de los diferentes sectores que integran la CGT, el movimiento sindical en general, las organizaciones sociales que participaron de la marcha, pero también sirve para diluir las diferencias. Eso se notó en la conferencia de prensa posterior a la marcha.

Los triunviros Daer, Moyano y Carlos Acuña (estacioneros) hablaron en la sede del gremio de los trabajadores judiciales que conduce Julio Piumato. El titular del gremio de Sanidad advirtió que la marcha busca señalar con fuerza «la especulación financiera de quienes quieren obtener ganancias a partir de una devaluación y otra especulación política de quienes quieren llevar a la sociedad con el agua hasta la nariz hasta el 2023 y garantizarse un futuro electoral». Por si quedaran dudas, Daer destacó que «esto existe, porque si no la oposición se sentaría en la mesa tratando de encontrar una salida en conjunto».

Moyano, más directo, aseguró que la movilización obrera se realizó bajo tres ejes rectores: paritarias libres, bono o suma fija y un universalización de las asignaciones familiares. También alertó que «no permitiremos que los empresarios sigan remarcando» y reiteró su exitgencia al presidente Fernández de «tomar medidas contra los que aumentan los precios porque el pueblo lo va a acompañar».

La referencia del camionero a la implementación de un bono o suma fija para los trabajadores parece haber dejado de generar rispideces con los otros dos triunviros. De hecho, Daer dijo que si bien reivindica la paritaria como mecanismo sectorial, también reconoce que «hay sectores que están muy postergados, y estamos abiertos a cualquier mesa de diálogo que convoque el Poder Ejecutivo para un auxilio de esos sectores». Una vuelta un poco más larga para decir lo mismo. El problema es que, como reconoció el gremialista, el gobierno todavía no los convocó.

Para los organizadores la movilización fue un éxito. Sin embargo, la metodología aplicada dejó una sensación de algo incompleto porque no hubo escenario ni muchos ni largos discursos, vítores y marcha peronista. Las columnas cuando llegaban al Congreso solo se dispersaban. Una costumbre que adoptó la CGT en tiempos del gobierno de Macri, que le sirvió para diluir las diferencias internas pero sobre todo, evitar que se repita el mal trago del atril robado y el reclamo de una convocatoria a un paro general como en 2017. No es la misma coyuntura política pero no se modificó el protocolo anticimbronazo adoptado por los cegetistas.

En esta marcha el final lo marcaba un arco inflado que atravesaba la avenida Rivadavia frente a la plaza del Congreso. El arco tenía la inscrita la consigna de la marcha: «Primero la Patria». Cuando la cabecera de la movilización la cruzó giró de manera brusca por Rodríguez Peña para dirigirse a la sede de Judiciales. Esquivando luego autos por Bartolomé Mitre fueron, además de los triunviros, Omar Plaini  (canillitas), Sergio Romero (docentes), Rodolfo Daer (alimentación), Víctor Santa María (encargados de edificios), Piumato, Gerardo Martínez (Uocra) y Juan Pablo Brey (aeronavegantes), entre otros.

Como toda expresión popular y callejera, la marcha tuvo muchos momentos y expresiones. Las columnas de gremios se mostraron bulliciosas, sonoras, plenas de trabajadores y hasta se podría decir que alegres pese a las penurias que provoca la inflación. Entre los manifestantes de las organizaciones sociales hay más familias, mucho más mujeres y esa «alegría» de estar juntas, unidas en la protesta estuvo más bien contenida o limitada. La diferencia puede ser que los primeros son asalariados y los otros no logran llegar a ese destino. (ver nota aparte). Dina Sánchez es una de las voceras de este sector golpeado por el gobierno de Macri y ahora por la falta de respuesta oficial ante la locura inflacionaria.

«Hoy acompañamos la consigna contra los mercados, pero también venimos con nuestra agenda de Tierra, Techo y Trabajo, de Salario Básico Universal, de monotributo productivo y en el reconocimiento y fortalecimiento de la economía popular. Hoy estamos recibiendo sólo estigmatizaciones y auditorías», se quejó Dina Sánchez.

Entre la multitud de columnas cegetistas también estuvieron los gremios referenciados en la CTA de los Trabajadores que conduce Hugo Yasky. Para el diputado del FdT la marcha tuvo un claro mensaje para el gobierno que debe entender que «hay un pueblo trabajador dispuesto a salir a la calle con la conciencia de que en este país los asalariados somos los que podemos construir una democracia con vida digna».

Pero la falta de un escenario no evitó que se escucharan discursos. Por caso, los gremios que acompañana a Camioneros como Smata, Canillitas y otros tantos, colocaron un trailer en el cruce de las avenidas 9 de Julio y Belgrano. Allí, Pablo Moyano le exigió firmeza al Presidente y le reclamó una serie de acciones que unas horas más tarde enunciaría cuando en la conferencia de prensa le pidieron precisiones.

«Hay cinco millones de viajes de camiones (con granos) por año, el 40 por ciento sale en negro, quiere decir que el campo no paga el 33 por ciento de las retenciones, sino el 26. Las balanzas, cuando entran a los puertos, son de las cerealeras. ¿Quién las controla? Si el Gobierno quiere recaudar dólares tendría que estatizar las balanzas de las cerealeras, de Cargill, de Dreyfus, de Aceitera Deheza. Ellos mismos pesan sus productos y los venden. ¿Quién los controla?», dijo Moyano con la crudeza que lo caracteriza. El resto de los dirigentes que son parte del consejo directivo de la CGT y que lo acompañaban en la conferencia no se les movía un músculo de la cara.

Por si quedaban dudas, Moyano agregó: «Las mineras en la cordillera son todas extranjeras. El 80 por ciento de los camioneros son chilenos o de otros países. Se llevan los minerales por Chile y los procesan en destino y a los tres meses te dicen de 100 mil toneladas de piedra encontramos 100 gramos de oro; esas son las medidas que tiene que tomar el Gobierno: enfrentar a los poderosos, como estos tipos que hoy le sacan un plato de comida a los argentinos. En eso vamos a acompañar, si el Gobierno tiene la decisión de hacerlo». El resto de los dirigentes se mantuvieron en un silencio que bien podría considerarse como acompañante.

Cuando la conferencia culminó en la plaza del Congreso ya casi no quedaba nadie. Por ahora la CGT no tiene prevista ninguna otra actividad masiva.

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