Según podemos leer en la web, destacan por ejemplo, del Cono de Arita, que es una pirámide casi perfecta de 147 metros de altura que se alza en medio del Salar de Arizaro para imponer su misterio entre la vasta planicie. Quizás un volcán a medio formarse, este extraño resto de la geología salteña fue lugar sagrado para civilizaciones preincaicas. La soledad del entorno encendió mitos y leyendas indígenas, en las que el cono simuló ser un dios, tal vez moldeado por los caprichos del viento.
El Salar de Arizaro se ubica entre los salares más grandes del mundo. Se llega al lugar partiendo desde Salta Capital por la ruta nacional 51. Hay que atravesar la Quebrada del Toro hasta San Antonio de los Cobres. Luego se debe tomar la ruta 27 hasta Tolar Grande. De allí solo quedan 80 kilómetros para arribar al Cono de Arita. ¿Qué quiere decir Arizaro? Dormidero de los cóndores. Su joya, el cono, está hecha de una mezcla de sal y lava negra y se yergue unos 200 metros sobre la superficie. En aymara, Arita significa filoso o punzante. Es como una punta de flecha que se presta para ser lanzada al espacio.
En tanto que para el Salar de Pocitos destacan que se halla junto al pueblo San Antonio de los Cobres. Un lugar en que la serenidad impide detectar el paso del tiempo y con muchas maravillas de la puna salteña, como un arroyo de salitre que corre solitario entre las costras salinas. Este salar, debido a las lluvias que lo afectan en la época estival, genera un fantástico lago celeste a la vera de la ruta provincial 27. El escenario se vuelve majestuoso gracias al imponente Cerro Macón, de más de 5.600 metros, que domina desde las alturas. El pueblo de Pocitos es habitado apenas por 15 familias, y que son los protagonistas y usuarios de la escuela primaria, el colegio secundario (itinerante), la radio FM y los dos restaurantes o casas de comidas. Un cosmos tan mínimo como vital.