El Rey Carlos III del Reino Unido asumió hace cerca de un mes el trono, luego del fallecimiento de su madre, Isabel II, a los 96 años, pero según se supo, con discreción, ya están en marcha los preparativos para los funerales del monarca de 73 años.

Es más, según trascendió, se denomina «Operación Menai Bridge» la organización del funeral de Carlos III, quien debió esperar hasta la ancianidad para suceder a su madre.

Según se supo, ningún otro monarca había llegado al trono a tan avanzada edad, y de ahí los preparativos de los funerales, que se pusieron en marcha apenas un día después del entierro de Isabel II.

Por eso, los funcionarios del palacio de Buckingham trabajan silenciosamente en la actualización de «Menai Bridge», comenzados cuando era príncipe de Gales.Carlos III es el hombre más longevo que llegó al trono británico, en la milenaria historia de las islas británicas.

Se informó que quien trabaja en este operativo es el teniente coronel retirado Anthony Mather, que durante la última década estuvo detrás de los arreglos para el funeral de la reina Isabel II.

Los funerales de la reina Isabel II

El funeral de la reina Isabel II, el pasado 19 de septiembre, sirvió para realizar pequeñas mejoras a «Menai Bridge», cuyos detalles no trascendieron todavía, pero que comenzaron a revisarse al día siguiente, el 20 de septiembre.

La capilla ardiente de la reina (un ritual denominado «Lying-in-State») fue visitada por más de 350.000 personas hasta el día del funeral. Y las alfombras colocadas para el velatorio en Westminster Hall, según contó Mather, fueron probadas hasta su destrucción por un hombre que caminó sobre ellas hasta 100 veces con botas y tacones con punta de acero.

Mather contó que los preparativos incluyeron la iluminación especial de un vagón de tren con ventanas de vidrio que permitiría a los británicos ver el ataúd de la reina por si era trasladado en el «Royal Train» a Londres. Dijo, incluso, que se le permitió la entrcaada a las residencias reales para tomar medidas de los pasillos y planificar, de esta forma, el movimiento del ataúd de la reina.

«He estado muchas veces investigando las residencias reales y las rutas para bajar el ataúd por las escaleras. Estuve a punto de ser atrapado», recordó, aunque aclaró que todas sus visitas de inspección -fuera a palacios, estaciones de trenes, aeropuertos o iglesias- eran tan discretas como los de un agente secreto. «La descripción de mi trabajo no existía», dijo.

Los planes fúnebres de la reina Isabel II incluyeron todas las posibilidades, incluida la muerte de la monarca en un barco en el mar, en la remota cabaña de Norfolk o durante una visita a Irlanda del Norte, y dichas hipótesis se replicarían en el caso de Carlos III.

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