«Hay que matarlos, otra cosa no podés hacer», arengaba con saña Jonathan Morel, fundador de la organización de extrema derecha Revolución Federal, financiada por el Grupo Caputo, en las charlas en Twitter Spaces donde participaban hasta 2000 personas los días previos al intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. No lo dijo una sino incontables veces, como reflejan las casi 200 páginas que transcribió de estos eventos la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Morel llegó a decir en el último «vivo» en esa red social, el 27 de agosto, que en el nombre de Alá pedía que alguien incrustara un avión en la casa de la vicepresidenta, como se hizo «en el Pentágono». Fue el mismo día que Fernando Sabag Montiel hizo su primer atisbo de magnicidio, sobre el que avanzó al intentar gatillar cinco días después en compañía de Brenda Uliarte. No cabe duda de que ambos se nutrieron de toda esa siniestra catarata de odio y amenazas de muerte, tanto que usaban frases casi iguales y Uliarte hasta compartió protestas con grupo neonazi.

En el informe de la PSA, que está en manos del juez Marcelo Martínez de Giorgi y del fiscal Gerardo Pollicita, se consigna que los referentes de la agrupación llamaban a poner «una bomba en la Casa Rosada», «prender fuego», matar directamente a CFK y a los manifestantes que la apoyaban, pedían «desfigurarle la cara», «tirar agua hirviendo» a ella y a los militantes y clamaban por lo mismo para otros dirigentes, incluso para Alberto Fernández, mientras alternaban ideas golpistas de cómo hacerlo renunciar.

Revolución Federal y el atentado a CFK 

El juez y el fiscal ya plantearon que Revolución Federal con sus acciones, tanto en las calles como en las redes sociales, se convirtió “en uno de los actores que agitaron en la sociedad un clima de violencia, cuyo acto de mayor gravedad institucional resultó ser el intento de magnicidio de la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner«, el 1 de septiembre. Hasta ahora se conocían pequeños tramos de esas charlas Twitter Spaces, como aquel donde Morel decía que si no le conocieran la cara «los nenes de la Cámpora» se metía entre la militancia, «canto la marcha peronista siete días seguidos y paso a la historia». Pero ese y otros conceptos que agitaban ideas violentas y asesinas se repiten y aparecen en propuestas asombrosas a lo largo de cinco conversaciones virtuales donde figuraban como administradores Sabrina Basile y Morel. Leonardo Sosa y Gastón Guerra también participan, menos activamente.

La frase que alude «pasar a la historia», a cometer un supuesto acto heroico y patriótico, era utilizada por Morel para referirse a él y a la vicepresidenta. Es una de las expresiones que reaparecen en las conversaciones del grupo de Uliarte, Sabag Montiel y Gabriel Carrizo. Incluso el método que intentaron los dos primeros para matar a CFK es coincidente con la idea de Morel de infiltrarse en la militancia. 

La causa sobre Revolución Federal y la del atentado, pese a todo, siguen tramitando en forma separada, porque así lo dispusieron la jueza María Eugenia Capuchetti y el presidente de la Cámara Federal, Mariano Llorens, el arquero de la Liverpool, el equipo donde también juegan el fiscal y el presidente del Tribunal que juzgan a Cristina Kirchner. 

Mientras tanto, Flavio Caputo, titular de Caputo Hermanos, la empresa que pagó unos 13 millones de pesos a través de la carpintería de Morel, se dio por imputado y nombró abogado en la causa que lleva adelante el juez Martínez de Giorgi.

Los cinco «vivos» en Twitter

La transcripción y análisis de las charlas virtuales fue realizada por la Unidad Operacional Antiterrorista y de Control de Actividades que atenten contra los Poderes Públicos y el Orden Constitucional de la PSA. Algunos tramos, dice, reflejan expresiones que pudieran «inducir a la comisión de ciertos delitos». El denominador común es el ataque al gobierno y los agravios a otros dirigentes, donde los referentes de Revolución Federal insisten en que hay que «pasar a la acción», otro concepto que usaba Uliarte.

  1. «No llegan a diciembre», la charla del 19 de agosto, duró casi dos horas, con 673 personas conectadas. Morel habló de la marcha de antorchas del día anterior frente a la Casa Rosada, donde arrojaron fuego, evento al que había asistido Brenda Uliarte. «Si se tiraron bombas de estruendo y demás –aludió a las acciones violentas–, es porque se terminó, la gente ya con el himno no da más». En su repaso dijo: «Me encanta cuando prenden fuego a la foto de Cristina y Alberto, por favor (…) lo cagaría a trompadas hasta desfigurarle la cara que… que viejo pelotudo». Basile pidió como meta lograr lograr que los gobernantes «den un paso al costado» y propuso asediar a funcionarios, gobernadores, diputados: «van y les exigen, los escrachan y les exigen». «Yo sería partidario de que de verdad le metan una bomba en la Casa Rosada», dijo el usuario Gastón. «También tengo ganas de que se prenda fuego toda la casa de Cristina». Morel contestó: «Si Gastón tiene ganas de salir e incendiar todo, perfecto, yo te acompaño, vamos juntos». Otro propuso «tirarle alquitrán» a Victoria Donda. La idea más suave fue incendiar llantas en el ministerio de Ambiente.
  2. «12 años e inhabilitación perpetua», fue la charla del 22 de agosto, con 2000 participantes, a cuento del alegato del fiscal Diego Luciani en el juicio de Vialidad contra CFK. Basile insistía con que había que pensar «acciones» porque para ella no alcanzan «las palabras de compromiso» para «que el cáncer del kirchnerismo no esté más (sic)». Morel dice que quiere salir a la calle ya. Una tal Lorena clamaba: «se terminó salir a la calle pacíficamente»; «a estos políticos lacras hay que fusilarlos a todos».
  3. «Y si nos volvemos montoneros», el vivo del 23 de agosto, tuvo 1200 participantes. Para ese entonces había movilizaciones de apoyo a la vicepresidenta. En la charla hubo quejas porque la policía porteña frenó la ofensiva del grupo de Revolución Federal contra adeptos a CFK. «Yo a Cristina la bajo a patadas en el orto del departamento y la pongo a barrer disfrazada de cliva, hija de re mil puta negrera (sic)», fogoneaba Morel. «Yo necesito al milico, quiero, quiero que tengan miedo de ser K…», siguió. Y en su parte de monólogo se puso a contar que maldice todos los días, que protesta, que sale con antorchas y que ya no sabe más que hacer. Su conclusión: «Hay que matarlos, otra cosa no podés hacer». Y dijo que tenía todo preparado para celebrar la muerte de CFK. El usuario «LIBERTAD#SOSCUBA» vaticinó: «se vienen tiempos violentos, se vienen tiempos que hay que actuar, no puede ser que estos pibes estén copando Recoleta (…) acá esto se resuelve con sangre, acá… si acá… si acá, acá este gobierno llega a tener un muerto o dos muertos, acá sinceramente se cae el gobierno«. Basile alentó: «hay que salir a la calle y que pase lo que pase». Morel se quejó por las detenciones de Sosa, cuando provocaba a militantes, y Guerra que golpeó el auto de Sergio Massa. «No queda otra que la violencia», remató un activista.
  4. «Hay que pudrirla?», fue la charla del 25 de agosto, con 793 personas, y la pregunta que se repitió con la idea de «salir a la calle pase lo que pase». Morel arrancó enojado: «¿Qué pasa con los vecinos de Recoleta? ¿Qué está esperando esa gente? (…) estoy esperando que la odiadora de Recoleta, Mabel de Recoleta, les tire un balde de agua hirviendo y queme a seis personas (por los manifestantes pro Cristina Kirchner) hay que cagarlos a piedrazos (…) si la policía no reprime los vecinos tenemos que sacarlos a patadas en el culo». Alguien pide en el medio «una guerra civil, la única forma de resolver esto». «Fernández sos un hijo de puta y la gente te lo va a cobrar (…) te vas a tener que exiliar hijo de puta (sic)», se escuchó también. «Chicos, es importante que ataquemos a Alberto, después viene Cristina. Está en el precipicio, tenemos que ir y empujarlo. No podemos esperar a que salte solo, lo tenemos que disfrutar. Esto se resuelve con maldad», palabras de Morel. Habló Franco Castillo, un soldado luego desafectado quien lamentó que no hubieran golpeado a Massa ni a Juan Grabois. «Yo lo dejo que ni el SAME lo va a curar», dijo. Es quien contó, además, que vivía en Río Gallegos cerca de la casa de Máximo Kirchner y ahí Morel le preguntó: «¿Por qué no lo mataste boludo?» El usuario «Luttwaffe» sugirió «ir a buscar» a los funcionarios «a la casa de ellos, no al congreso o a la Casa Rosada». Morel agregó «y cagarlos a piñas». «Tienen que tener el mismo destino que los viejos de Donda (desaparecidos)», dobló la apuesta.
  5. «Amor en Recoleta» es el último vivo, el 27 de agosto, con 1700 personas escuchando. Intervino Leonardo Sosa con un anuncio sobre lo que pasaba en Recoleta: «Ya aparecieron con merchandising de Cristina 2023». «Nooo ¡Hay que matarlos boludo, tirá una bomba, la puta que te parió!», respondió Morel. «¿Quién lo va a hacer?», preguntó Sosa. «No hay que darle un muerto, hay que darle 60», pidió alguien. «Apareció (Andrés) Larroque», reporta Sosa «¡Y matalo», pidió Morel. Luego agregó a Victoria Tolosa Paz. Morel implora represión: «¡Provoca cagarlos a palazos! ¡Dejalos a todos chorreando sangre! vieja, joven, grande, mujer, hombre , cagalo a palazos, zurdo peronchos. En un final sorprendente pide «por Alá»: «le tiramos un avión», le tiraron un avión al ¿Cómo se llama boludo donde están las fuerzas de Estados Unidos? El pentágono (…) Por favor alguien que esté yendo para Aeroparque, desviate son veinte metros, por favor, falló el radar, hagan patria carajo, no lo puedo creer, un retirado de la fuerza, por favor alguien que haga algo, alguien, necesitamos un hombre bomba, Dios mío la puta que los parió». Al despedirse de todos sugiere: «quédense viendo las noticias, capaz nos enteramos de algo bueno y llega un avión a lo de Cristina»

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