El veredicto del Tribunal Oral en la causa Vialidad sorprendió menos que la eliminación de España ante Marruecos. Los jueces del club Liverpool marcaron un cachito de distancia respecto del alegato del fiscal Diego Luciani que viste esos mismos colores. Quizás el cargo de asociación ilícita era demasiado aún para esos inquisidores aunque contaba con consenso de la media docena de “juristas” , elenco estable (o comparsa) de los grandes medios. En una de esas los magistrados quisieron ostentar cierta distancia respecto de la Fiscalía.
Sus Señorías se concedieron tres meses para redactar los fundamentos. En ese lapso pispearán las principales críticas, tratarán de surfearlas. No lo conseguirán porque la sentencia es una aberración.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner habló inmediatamente. Desmenuzó los antecedentes del caso en tono sereno sin privarse de algún modismo coloquial.
Atribuyó su condena a motivaciones políticas, a un poder mafioso. Cuando orillaba la hora de exposición cambió el modo, abrió paso a la emocionalidad y a la sorpresa. Cristina acostumbra hablar para cambiar el escenario político. Terminó con definiciones que nadie anticipó. Este cronista no califica para formular profecías exprés sobre las consecuencias de la movida de Cristina… que ni le pasaba por la cabeza ayer. Cualquiera sabe que habrá reacciones de bases, aliados, compañeros. Cualquiera conoce la gastada metáfora “operativo clamor” que (eso sí intuye uno) será tendencia en redes y medios. Pero cabe formular una salvedad subrayada por la oradora. Es factible que Cristina Fernández de Kirchner concrete el asombroso anuncio de ayer: es capaz de jugarse. Ya lo hizo en el año 2015 cuando se intuía la persecución judicial del macrismo aunque no su nivel de barbarie y ensañamiento. Cuando el abecé indicaba que era sensato “buscar fueros” y que sería funcional para las elecciones presidenciales una candidatura suya en provincia de Buenos Aires. Se jugó, puso el cuerpo, entendiendo que su liderazgo tenía que exponerla a ese riesgo.
El tramo final hará historia. Para escribirlo entero se necesitaría una bandera. Fragmentado podrá “ser remera” como se dice ahora. Creó consignas que perdurarán mucho tiempo si usted quiere expresarlo de modo más clásico. Una potente descripción de la coyuntura política, de las atroces circunstancias que atraviesa la Argentina. Del peso de los poderes fácticos.
“No voy a ser candidata. Muy buena noticia para usted, Magnetto. El 10 de diciembre de 2023 no voy a tener fueros. Podrá dar la orden a sus esbirros. Presa, sí; mascota de usted jamás”. Clarín que pagó el viaje de jueces, fiscales y de un funcionario estrella del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta preparará sus réplicas, mendaces y ocultistas. Pero queda expuesto.
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Los jueces federales no son imparciales. Cada vez se preocupan menos por parecerlo. Van a la quinta del expresidente Mauricio Macri a jugar a la pelota. Años ha frecuentaban Olivos para competir en pádel o en tenis. El finde célebre en el lago Escondido (nombre adecuado) los dejó en off side. Página/12 funcionó como VAR informando acerca del periplo, de los pasajeros del avión, de la promiscuidad entre poderosos que saltaba a la vista aunque se desconocían datos importantes. Mérito de los colegas Raúl Kollmann e Irina Hauser.
Quienes mejor percibieron el potencial impacto de la primicia fueron los viajeros y sus mecenas: Jorge Rendo alto gerente del Multimedios y Pablo Casey, directivo y sobrino de Héctor Magnetto.
Los magistrados y funcionarios (pícaros a la vez que leguleyos) y los anfitriones entraron en acción. Armaron sobre tablas un grupo de Telegram llamado “Operación Página 12”. El gran problema estaba en el germen no en la cantidad de tropelías que maquinaron después para (en)cubrirse y tal vez comenzaron a concretar. Un paseíto bancado por una de las mayores empresas de la Argentina es una falta de ética brutal, una confesión sobre pactos y confianzas previas. Una berretada cometida por quienes ganan fortunas sin pagar impuestos. Un autorretrato. Y la posible comisión del delito de dádivas, tipificado en el artículo 259 del Código Penal. Por cierto, previo proceso con presunción de inocencia, mediando las garantías hoy arrasadas en la Argentina, en mala hora.
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El contenido del chat se obtuvo mediante pinchaduras, no es correcto presentarlo como prueba ante juzgados penales. Pero sí es válido difundirlo periodísticamente en lo atinente a graves asuntos de interés público. Con cuidado de no invadir privacidad, no publicar fotos personales, no mencionar menores. Los hechos son de dominio público. La veracidad del material salta a la vista y al oído salvo para necios o negacionistas… especies abundantes en nuestras pampas feraces.
Los medios hegemónicos macanearon ayer cuando acusaron al presidente Alberto Fernández de haberse valido de “manzanas podridas” para promover denuncias. Fernández sabe mucho derecho y respeta las reglas. Sus planteos versaron sobre el viaje, un hecho comprobado. Quienes se rasgan las vestiduras mienten, sencillamente.
Los chats desnudan protagonistas: guarros, prepotentes, un poco machistas, veloces para hablar de facturas antedatadas o de aprietes. El viaje, la dádiva deben ser el núcleo de lo que vendrá.
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La dirigencia macrista celebra la condena. El contexto es menos dichoso de lo que esperaban una semana atrás. El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral publica un tuit lapidario para las gentes de “Operación Página 12”. La diputada socialista Mónica Fein pide investigaciones tal vez con exceso de delicadeza pero los pide. La diputada Myriam Bregman (FIT) cuestiona el fallo como persecutorio. Docentes de Derecho en universidades públicas piden sanciones contra el juez federal Julián Ercolini. Quizás los ejemplos se multipliquen fuera del ecosistema de Frente de Todos. Fiscales o jueces que quieran diferenciarse de ese grupete. Personalidades del mundo académico que conservan pundonor. Ojalá abunden, se verá,
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Los fundamentos se difundirán en marzo de 2023. Recién entonces comienzan los plazos para deducir recursos ante la Cámara de Casación primero y la Corte Suprema después. Si Cristina mantiene la renuncia a ser candidata perderá fueros el 10 de diciembre del año próximo sea quien fuere el ganador de las elecciones. En una de esas sus verdugos no podrán ir a buscarla en patrullero ese día. Pero, ojo, es verosímil que lo hagan cuando puedan. Vale a la inversa algo escrito líneas arriba: se sabe que son capaces de hacerlo porque el macrismo ya lo cometió. Encarceló a dirigentes políticos y sociales peronistas. También se sabe porque el ministro larretista D’Alessandro se ufanó: quiere hacer lo mismo si su fuerza llega a la Rosada. En un chat cuya autenticidad nadie puede negar, hablando en serio.