«A los cinco años aparece la pasión por el fútbol», así se recuerda Belén Godoy, jugando a la pelota con sus vecinos del barrio Casino en la capital salteña, lugar donde creció rodeada de varones y con una pelota como juguete compartido.

Hoy con 23 años, aquella niña pudo cumplir el sueño de viajar a un Mundial de la mano de lo que le gusta y sabe hacer, el freestyle, o como muchos lo llaman, “hacer jueguito”, una actividad que la tuvo en su punto máximo este mismo año cuando se coronó campeona nacional de la disciplina.

El freestyle

Si bien a los 12 años comenzó su incursión en el fútbol dentro de clubes, pasando por Pellegrini, Gimnasia y hasta la selección salteña, “el tema fue que cuando terminé el secundario con 18 años, y tenía que empezar a estudiar una carrera, fuí por Educación Física, y con el fútbol me lesionaba muy seguido. Recuerdo que cursando una materia práctica le digo al profe que me había lesionado jugando a la pelota. Me sentó y me dijo ‘Belén, vos elegís que es más importante, si jugar a la pelota o recibirte’. Ahí hice click y dije ‘bueno, ya está’, y me empecé a dedicar a hacer jueguitos, pero nunca me imaginé que había algo tan grande detrás de todo eso”.

Poco a poco Belén fue perfeccionando el estilo hasta que un día subió un video «haciendo un desafío donde tenía que hacer jueguitos, tiré una ‘vuelta al mundo’ y me responde un chico que era freestyler, y el más crack de Argentina. Me pregunta si yo hacía freestyle, le respondí que no tenía idea del tema, y me contó que había muy pocas mujeres que hagan jueguitos… así que desde ese momento me empezó a interesar cada vez más”.

Las vueltas de la vida, ya de la mano de los jueguitos, la llevaron a Inglaterra, ya que a través de otro video subido a Instagram, la contactaron de la FIFA para un evento, “en ese momento me invitan como representante Argentina. También tuve la oportunidad al otro año de viajar a la Copa América con el freestyle”.

Camino a Qatar

“Lo de Qatar es una invitación del Supremo Comité, que son quienes organizan el Mundial, ya que la intención de los organizadores era nutrirse de influencers y creadores de contenidos que puedan transmitir desde sus disciplinas lo que pasaba en el Mundial», cuenta Belén.

El viaje parecía un sueño inalcanzable, pero poco a poco fue materializándose. “Un mes antes se habían contactado conmigo preguntándome si tenía disponibilidad para viajar. Llené mis datos y demás, y con el tiempo pensé que no se daba. De repente, una semana antes me llega todo, los pasajes y la estadía”, subraya la salteña, aún sorprendida.

Ya en Qatar sintió bastante destrato de algunos medios, “dijeron que comía una vez al día y que por eso hacía jueguito y pedía plata en la calle, y no era así. Solo hice jueguito pidiendo plata los últimos tres días para ver si juntaba para la entrada de la final que salía 4500 dólares”, dice Belén y agrega: “de hecho yo venía haciendo esto desde los primeros días del Mundial y la gente sola me empezó a dejar plata”. Finalmente, la freestyler salteña no consiguió entrar a la final, pero lo importante fue que “intenté de todos modos”.

Recuerdos de Oriente Medio

Godoy resalta que esperaba muchas más restricciones en Qatar, y que se sorprendió positivamente con lo flexible que resultó la estadía en aquellas tierras. «Podía ponerme a hacer jueguitos vestida como quisiera, era todo súper tranqui, nadie molestaba a nadie. En ningún momento me sentí incómoda. De hecho la gente te invitaba a comer y armaba unos banquetes súper grandes”.

También tuvo un intercambio con un jeque, al que sorprendió con su show de freestyle y le regaló la pelota que la acompañó hasta Qatar. El jeque le retribuyó su gentileza regalándole el balón oficial de la copa del mundo y otros tantos presentes que le hizo llegar a su lugar de residencia temporaria.

La hincha de Juventud Antoniana aclara que, más allá de no haber entrado a la final, el sueño más grande, el de ver al Diez, estuvo cumplido. “Vi a Messi que es mi ídolo, tengo un mural de él en mi pieza, me lo tatué en la espalda, mi sueño, que era verlo jugar, ver un gol de Messi, ya estaba cumplido”.

Sin embargo, todavía el mundial le tenía preparada alguna sorpresa más, “les hice un show de freestyle a los hijos de Messi, la madre, la hermana y sus sobrinos», comenta emocionada y describe la situación: «me los crucé en un shopping, ellos estaban sentaditos en un sillón haciendo nada, me acerqué a saludar y le pregunto a la mamá de Messi si no le molestaba que le haga un showcito de freestyle a los chicos para entretenernos un ratito, que estaban con una cara de aburrimiento… y me dice ‘obvio, sin problema’, y bueno, me puse hacer jueguito, los chicos felices, me aplaudieron”,  cuenta orgullosa este hecho que fue sin duda el broche de oro para su estadía.

Pensando horizontes a futuro, la joven salteña piensa seguir ligada a la disciplina que en tan poco tiempo la llenó de satisfacciones, soñando con nuevos objetivos a largo plazo, sin descuidar que este año tendrá un torneo de freestyle latinoamericano, y también el torneo nacional donde deberá defender y refrendar su título de campeona.

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