En la previa de lo que fue el funeral masivo a Joseph Ratzinger, mejor conocido como el papa emérito Benedicto XVI, su secretario privado, el arzobispo alemán Georg Gänswein, reveló el disgusto que empeoró la relación con el Papa Francisco: la limitación del uso de la misa en latín.

Según Gänsewein, el decreto impulsado por Francisco con el objetivo de promover la unidad en la iglesia, “lo golpeó muy duramente, pienso que rompió el corazón de papa Benedicto».

El motu proprio “Traditionis Custodis” del actual Papa eliminó la decisión tomada por Benedicto en 2007 a través del “Summorum Pontificum” con el que había rehabilitado la misa en latín.

La decisión, tomada en 2021, se basó en “recomponer la unidad del cuerpo eclesial en el respeto de las varias sensibilidades litúrgicas, fue usada para aumentar las distancias, endurecer las diferencias, construir contraposiciones que hieren a la Iglesia y frenan su camino, exponiéndola al riesgo de divisiones”.

La reapertura de las misas en latín llevada a cabo por Ratzinger buscaba una reconciliación con los sectores más conservadores y tradicionalistas de la iglesia, los cuales nunca apoyaron la reforma litúrgica de 1970. 13 años después, Bergoglio retrocedió y abrió una consulta capilar a todos los obispos del mundo a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).

De esta manera, se decretó que quien quiera celebrar una misa en latín deberá solicitar permiso al obispo del lugar, según las orientaciones de la Santa Sede.

100.000 fieles despidieron a Benedicto

El féretro de Benedicto XVI, fallecido el sábado pasado a los 95 años, fue transportado este jueves al término del funeral presidido por el Papa Francisco al interior de la basílica de San Pedro para su sepultura.

El sobrio ataúd de madera de Joseph Ratzinger salió de la plaza de San Pedro entre los aplausos de los fieles y será enterrado en la cripta donde descansó Juan Pablo II hasta su beatificación en 2011, fecha en la que su ataúd fue traslado a una capilla de la basílica.

El féretro con los restos del Papa emérito Benedicto XVI fue trasladado desde la plaza de San Pedro, donde se expuso para la misa funeral, a las Grutas Vaticanas, donde será enterrado en la tumba que perteneció al san Juan Pablo II.

El ataúd fue llevado por 12 «sediarios», los portadores de las antiguas Sillas Gestatorias y más de 100.000 fieles en la plaza de San Pedro saludaron con un fuerte aplauso.

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