El dirigente de la Asociación Bancaria y militante peronista Andrés Castillo, quien participara del Operativo Cóndor que desvió un avión hasta Malvinas para reivindicar la soberanía argentina de las islas en 1966, murió a los 79 años luego de un deterioro progresivo de su salud, informaron este mediodía desde el gremio, cuyo secretario general y diputado Sergio Palazzo lo recordó como un «enorme compañero de militancia» además de «compañero y «amigo».
Castillo fue bancario desde los 14 años, cuando ingresó a la entonces Caja Nacional de Ahorro y Seguro, y estuvo desde entonces vinculado al ámbito sindical como delegado general en su lugar de trabajo, lo que en tiempos del menemismo lo llevó a ser uno de los organizadores de la resistencia a la privatización de esa entidad crediticia del Estado, concretada finalmente en 1994. Dos décadas después sería votado junto a Palazzo en la conducción del sindicato: primero en 2014, como secretario adjunto alterno, y en 2018 como secretario adjunto.
A lo largo de su trayectoria, Castillo mantuvo su adhesión al peronismo y una impronta inocultable en la pelea por la soberanía nacional, con un capítulo que le concitó notoriedad cuando a finales de septiembre de 1966 participó del secuestro de un avión de Aerolíneas junto a otros militantes, algunos peronistas y otros de espacios más ligados al nacionalismo, entre los que estaba su amigo Dardo Cabo, con quienes llegaron hasta Malvinas en un vuelo que llevaba varios pasajeros famosos, como el entonces director del diario Crónica, Héctor Ricardo García. Los 18 miembros del Operativo, que se autodenominaron «cóndores» y contaron con el secreto apoyo económico de varios sectores del movimiento obrero, buscaron con esa acción de piratería aérea –la primera en la historia argentina– impactar a la opinión pública sobre la necesidad de mantener el reclamo por la soberanía en las islas, que Gran Bretaña había ocupado en 1833, en un momento en el que el dictador Juan Carlos Onganía se preparaba para recibir con honores al príncipe Felipe de Edimburgo.
Años después, Castillo participó de la irrupción de Montoneros, fue uno de los fundadores de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), la agrupación sindical de la llamada Tendencia revolucionaria del peronismo, y ya en dictadura, fue secuestrado por un grupo de tareas el 19 de mayo de 1977 y llevado al centro clandestino de detención de la ESMA, donde fue torturado y presenció cómo algunas mujeres embarazadas que habían sido secuestradas daban a luz a sus hijos en cautiverio, hechos que declaró como testigo ante el Tribunal Oral Federal 5, en el marco de la megacausa «ESMA Unificada».
En su declaración, Castillo recordó que hubo más de doscientos bancarios desaparecidos y contó que muchos de ellos pasaron por la ESMA: dos de ellos fueron Ernesto Raúl Casariego, delegado gremial, y su esposa, Elba Liliana Carrizo, quienes al igual que él trabajaban en la entonces Caja Nacional de Ahorro y Seguro; esa condición -compartida- hoy los une con Dora Casariego, hermana de Ernesto y actual delegada en La Caja, la aseguradora privada con participación de capitales italianos creada luego de la privatización. «Andrés Castillo era un luchador nato y tuvo una vida impresionante, una entrega absoluta a lo que él creía y a lo que siguió creyendo hasta el final de sus días, con una lealtad enorme con la causa y con los compañeros», lo recordó Dora Casariego, y luego contó que el gremialista la ayudó a reconstruir la historia de su hermano y su cuñada desaparecidos.
Tras informar sobre la muerte de Castillo, la Asociación Bancaria anunció que el velatorio se realiza en la sede del gremio (Sarmiento al 300, CABA) hasta las 9.30 del martes, cuando el cura Domingo Bresci, uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM), oficiará un responso religioso antes de que el cortejo parta hacia el cementerio de la Chacarita.