Mientras el personal de salud monotributista del hospital Juan Domingo Perón de Tartagal espera por la cancelación del pago de sus haberes, la situación en los servicios de atención COVID en el nosocomio entró en un estado de «no respuesta», de acuerdo a lo que indican los pacientes que concurren a esas dependencias por la sospecha de síntomas compatibles.
«No hacen testeos ni dan remedios en el hospital y los estudios se hacen por la parte privada donde los laboratorios están totalmente colapsados», indicaron ayer a El Tribuno fuentes hospitalarias.
Alerta en el Gobierno nacional
Esta situación ha colaborado con la creciente preocupación que se vive en la ciudad cabecera del departamento San Martín que ayer apareció en los radares del Gobierno nacional, junto a otros seis distritos del país, donde el alto riesgo epidemiológico puso en alerta a las autoridades sanitarias federales.
La información difundida no hizo más que generar mayor temor en toda la población del norte de la provincia. La propia ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, advirtió que el departamento San Martín se encuentra entre los siete distritos de mayor riesgo de todo el país.
Antes de anunciar el acuerdo para la adquisición de las vacunas de Pfizer, Carla Vizzotti puso ayer la lupa sobre siete distritos del país que el Gobierno sigue atentamente por su delicada situación epidemiológica. «De los 143 departamentos con más de 40.000 habitantes que veíamos en los mapas en color rojo por su alto riesgo, ahora hay solo siete que están aumentando los casos», advirtió ayer la funcionaria durante la conferencia de prensa.
Los distritos con alto riesgo epidemiológico por casos de coronavirus en ascenso son Bella Vista (Corrientes), Pilcomayo (Formosa), Pirané (Formosa), La Rioja Capital (La Rioja), Oberá (Misiones), Avellaneda (Río Negro) y General José de San Martín (Salta), según los datos oficiales.
Un conmovedor relato
Para graficar la situación que se vive en el hospital de Tartagal basta el testimonio desgarrador de un joven que perdió a su padre. Pastor «Pato» Chavarría tenía 50 años de edad, era candidato a concejal para las próximas elecciones y el martes 27, en las primeras horas de la madrugada, su familia se enteró que había fallecido víctima de COVID- 19 estando internado en el hospital Juan Domingo Perón de Tartagal.
Alfredo, su hijo de 28 años, refirió cómo fueron los días de angustia de la familia del dirigente social. En una entrevista brindada al periodista local Ismael Chamat, el joven recordó que cuando su padre comenzó con los síntomas más severos (dificultad para respirar y baja saturación) pidieron que sea internado en el hospital de Tartagal. «Mi madre es enfermera del mismo hospital y cuando llegó la ambulancia con una compañera de ella lo primero que la señora le dijo a mi mamá fue: «Compañera, yo te aconsejo que no lo lleven al hospital, que lo tengan acá en la casa. Pero mi madre se puso firme y dijo que lo lleven para que le hagan una placa de pulmón por lo que finalmente fue trasladado al hospital».
El joven relató que cuando su padre llegó al hospital «le colocaron oxígeno, pero desde el mismo momento en que ingresó para nosotros fue pelear con el personal de enfermería y con el médico del servicio de COVID-19. Nos pidieron un teléfono porque supuestamente nos iban a dar información, pero jamás nos atendieron a pesar que llamábamos todo el tiempo para saber cómo estaba mi papá. A él lo internamos el día sábado pero todo el día domingo no hubo médico, por lo que un profesional recién lo vio el lunes al mediodía».
PASTOR CHAVARRÍA TENÍA 50 AÑOS
«Me quedé sin oxígeno»
Alfredo recordó que «estábamos pendientes de cómo evolucionaba, cuando el domingo a la madrugada mi padre le mandó un mensaje a mi madre y le dice: «Mamá, por favor vení que me estoy quedando sin oxígeno’. Eran las 2 de la madrugada y a pesar que vivimos en Villa Saavedra que queda bastante retirado creo que en 3 minutos estuvimos en el hospital y, efectivamente, ninguna enfermera se había dado cuenta que a mi padre se le había acabado el oxígeno. Si él no nos llamaba, seguramente hubiera muerto esa misma noche pero hasta ese momento todavía tenía un poco de fuerzas. Lo cierto -continuó relatando el joven- es que cuando les advertimos a las enfermeras que mi padre se estaba quedando sin oxígeno, comenzaron a echarse la culpa una a otra. La atención era malísima y las enfermeras como la señora Laura Muriega que tenía que atenderlo era prepotente, grosera, atrevida a pesar que saben que los familiares de quien está internado en la sala de COVID estamos con una angustia permanente».
Alfredo aseguró que «el médico que tenía que atender a los pacientes es de apellido Terrades, pero no los conoce a ninguno porque no se les acerca; él solo se dirige a mirar la historia clínica y a observar las carpetas, pero no toma ningún contacto con los pacientes».
En otra parte del desgarrador relato sobre la muerte del conocido dirigente, su hijo aseguró que «el día domingo mi papá nos volvió a mandar un mensaje diciendo: «Mamá, vení estoy mal’ porque se le había salido la tubuladora» (otro aparato del sistema de oxígeno.
En el área crítica
«Fue otra negligencia del personal y finalmente ese día nos avisaron que lo mandaron al sector de enfermos críticos. Ahí la atención fue diferente; una doctora de apellido Benítez tuvo un trato totalmente diferente con nosotros, nos explicó la situación y nos dio el diagnóstico de mi padre».
El joven al continuar con su relato recordó que «como personal de enfermería de más de 30 años y del mismo hospital, mi madre sufrió mucho maltrato de parte del mismo personal del hospital. Nos habían dicho que tenía una neumonía bilateral, pero al día de hoy ni siquiera tenemos certeza de la hora que murió -Chavarría falleció la madrugada del lunes- porque se comenta que no murió a la hora que se dice, sino varias horas antes. Lo único cierto es que nadie del hospital se comunicó con nosotros para decirnos algo o darnos una explicación», expresó el joven.
Fuente: El Tribuno