El dirigente conservador de 57 años, envuelto en la bochornosa polémica de las fiestas de su gobierno mientras los británicos estaban confinados, es blanco de las críticas de la oposición y también de su gobierno.
Las fiestas del viernes en las que se descorchaban botellas de vino eran una tradición durante el confinamiento en Downing Street, afirmó este sábado el diario The Mirror, sumando este dato a la lista de acusaciones y escándalos que salpican al primer ministro británico Boris Johnson.
Los medios británicos calificar de a esta como la peor crisis desde su llegada triunfal al poder en julio de 2019 que incluso parece haber puesto su mandato en la cuerda floja.
El miércoles ya debió pedir disculpas al Parlamento por su presencia en una de estas fiestas, en mayo de 2020, pero afirmó que pensó que era una reunión de trabajo, una explicación que provocó la irritación y la mofa generalizadas.
Las informaciones comprometedoras sostienen que hubo una fiesta en la sede del gobierno, en la que Johnson no participó, la víspera del entierro del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, en abril de 2021, cuando estaba en vigor un estricto confinamiento.
Este sábado, el Mirror afirmó que, cada viernes, los empleados de Downing Street concluían su semana laboral con unas botellas de vino. Les llamaban «los vinos del viernes», el «Wine-time fridays», en inglés. Una «tradición» antigua, que se mantuvo pese al confinamiento.
El diario agrega que el primer ministro estaba al corriente de estos brindis. «Pensar que no lo sabía no tiene ningún sentido», dijo una fuente al Mirror.
Un portavoz de Downing Street declaró que hay que esperar a las conclusiones del informe realizado por una funcionaria que decidirá si Johnson y sus colaboradores no respetaron las reglas en diversos momentos.
Pero la indignación crece, incluso dentro del partido conservador de Johnson, que lucha por permanecer en el poder. Por su parte, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, pidió su dimisión.
«Asistimos al triste espectáculo de un primer ministro sumido en las mentiras y en los embustes, incapaz de dirigir», dirá Starmer en un discurso este sábado, según extractos difundidos previamente.
Pero el líder laborista también está acusado de hipocresía, ya que unas fotos le muestran bebiendo una cerveza con un pequeño grupo de empleados del partido en una oficina, el pasado mayo, cuando este tipo de reuniones estaban prohibidas, salvo en el ámbito profesional.
Cuando la foto fue publicada por primera vez, el año pasado, el partido laborista argumentó que Starmer no había incumplido la ley puesto que se trataba de «un lugar de trabajo».