El Banco Mundial proyecta un crecimiento económico para la Argentina de 3,6% para 2022 y de 2,3% para el promedio de la región, en un contexto donde la guerra entre Rusia y Ucrania afectó la recuperación pospandemia.
Así lo indicó hoy el economista en jefe del Banco Mundial para América Latina, William Maloney, durante una conferencia de prensa en la cual presentó el nuevo reporte regional del organismo, titulado «Consolidar la recuperación: Aprovechando las oportunidades del crecimiento verde».
Maloney reconoció que la crisis de Ucrania afectó las proyecciones de crecimiento y que la región crecerá 0,4% menos, aunque alentó a la aplicación de una fuerte agenda verde que será muy positiva a mediano plazo, y donde la región tiene «tremendas ventajas comparativas».
En cuanto a los datos de la Argentina, el reporte precisó que se espera un déficit fiscal primario de 2,5%, manteniendo la línea de las proyecciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y advirtió que el país tiene margen para mejorar el gasto público, a la vez que tiene grandes potenciales para seguir con las inversiones en litio.
Según el Banco Mundial, «la Argentina tiene un 7,2% del PIB en ineficiencia en el gasto público», el más alto de la región, donde al menos 4 puntos se «fugan por las transferencias» (el recorrido del dinero para llegar a destino), al menos 2 puntos del PIB en «contratos inflados» y alrededor de un punto del producto en lo que se denomina «masa salarial ineficiente», esto es, cuando el sector público paga más en algunos sectores que en el sector privado.
En cuanto a la región, luego de un rebote de 6,9% en 2021, se espera que el PIB regional crezca 2,3 % este año y 2,2% adicional en 2023, logrando la mayoría de los países revertir las pérdidas económicas que sufrieron durante la crisis pandémica, observó el organismo.
No obstante, «estas modestas proyecciones colocan al crecimiento regional entre los más bajos del mundo en un momento en que la región enfrenta grandes incertidumbres, como la posible aparición de nuevas variantes del coronavirus, un aumento de la presión inflacionaria y la guerra en Europa, que amenaza la recuperación mundial», sostiene el reporte.
“Nos encontramos en un entorno mundial de gran incertidumbre, que podría impactar en la recuperación pospandemia. No obstante, a largo plazo los desafíos del cambio climático serán aún más apremiantes, lo que nos obliga a avanzar de forma urgente hacia una agenda de crecimiento más verde, más inclusiva y que eleve la productividad”, dijo en un comunicado Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
En cuanto a las consecuencias económicas de esta guerra, pese a la suba del precio de los commodities exportables, el Banco Mundial anticipó que «en el neto probablemente el impacto sea negativo», debido a que también los países son importadores de energía, entre los mayores costos.
Asimismo, el informe destacó que en los últimos veinte años los países de América Latina y el Caribe perdieron el equivalente a 1,7% de su PIB anual a causa de los desastres relacionados con el clima, al tiempo que alertó que unas 5,8 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza en la región para el año 2030.
En este sentido, alertaron que la agricultura probablemente se vea seriamente impactada con una reducción en los rendimientos de los cultivos en casi todos los países, mientras que la estabilidad de la generación de energía se verá afectada por cambios en el ciclo hidrológico.
En cuanto al impacto de la última sequía, «se prevé que las pérdidas agropecuarias se acerquen a US$3.000 millones en Brasil, con pérdidas adicionales en Argentina, Uruguay y Paraguay».
El nuevo documento del Banco Mundial fue presentado hoy como antesala de eventos relacionados con las tradicionales Reuniones de Primavera conjunta con el FMI, que arrancarán formalmente el 18 de abril próximo.