Fue una cena con cuatro comensales que se recelan. Los cuatro tienen intereses presidenciales que colisionan. Los cuatro pertenecen al PRO. Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal se juntaron a cenar en el coqueto restaurante Happening. Allí intentaron bajar los niveles de interna y plantear «reglas de juego claras» para desescalar las discusiones y encaminar la competencia hacia 2023. No obstante, el encuentro no estuvo exento de reproches: Bullrich, por caso, mostró su hartazgo con los intentos de que baje su candidatura a presidenta. En su entorno, rechazaron además la idea del larretismo de que haya una interna previa a las PASO con afiliados del PRO para resolver quién será el candidato del PRO. Vidal planteó discutir más frontalmente con Javier Milei mientras que Macri habló de seducirlo. Ni una novela de Agatha Christie tenía tantas maquinaciones cruzadas. El martes, en tanto, Macri y Larreta se mostraron juntos en una escuela porteña, como hace tiempo que no ocurría.

El encuentro tenía como objetivo desescalar las tensiones entre los potenciales candidatos a presidente y el exmandatario -que no descarta volver a presentarse-, para lo cual eligieron un sector privado del exclusivo Happening. Además de los cuatro, estuvo presente Federico Pinedo, con ánimo conciliador. Mientras degustaban carnes tiernas, los comensales compartieron una mirada común de los problemas de la Argentina (pasaron por la inflación, los cortes de calle), sin que hubiera mayores grietas. El tema llegó cuando comenzaron a hablar de cómo fijar reglas y condiciones para dirimir las postulaciones en PRO.

Allí Pinedo, que no juega por la presidencia, buscó componer: planteó que las confrontaciones internas no deberían impedir ver que hay cuestiones en las que tienen el mismo objetivo, y pidió que no se escale en las discusiones dentro del PRO. También sostuvo que había que buscar mesurar esas peleas para que haya «actitudes de respeto» cuando se llegue a las PASO.

Por supuesto, nada fue tan sencillo. Si bien se mostraron todos de acuerdo, Larreta es de la idea de que el PRO debería llegar a las PASO con una candidatura única para confrontar con los radicales (que tendrán su propio candidato, o incluso más de uno). En cambio, Bullrich no está dispuesta a ir a una interna previa: recela de su transparencia («Te votan todos los empleados de Uspallata», planteaban en su entorno).

-No sé si va a haber fórmula única del PRO. Puede haber fórmulas cruzadas. Pero, sobre todo, déjense de joder con hacerme operaciones cada dos minutos -les dijo Bullrich, cuando, al fin, pudo llegar al tema que la tiene más que enojada.

Por si no quedó claro, la presidenta del PRO fue más efusiva: «Quiero que deje de haber operaciones donde me quieren bajar: que voy a ser candidata a gobernadora, a senadora. No, basta. Tiene que haber reglas de juego claras», dijo.

Todos buscaron desescalar en el encuentro. Incluso Pinedo, que hoy aparece en los equipos de gobierno de Bullrich, con la venia de Macri. La cena terminó sin un acuerdo en este punto: Larreta sigue con la idea de sacar un candidato único de una preinterna y Bullrich no está dispuesta a pasar por esa instancia. «Vamos a ir a las PASO cueste lo que cueste. No va a haber preinterna. Si Larreta es tan bueno, ganará las PASO», lo desafiaban en el entorno de la presidenta del PRO. El jefe de Gobierno no se dará por vencido: si no es por una interna, seguramente ponga encuestas sobre la mesa a futuro.

Menos álgido fue otro de los momentos en que expusieron sus diferencias en torno a Milei. Macri y Bullrich se mostraron más en la línea que ya vienen mostrando públicamente: la de buscarlo como aliado, buscar seducirlo y apelar a sus votantes para que no se escindan de Juntos por el Cambio. Vidal, en cambio, se mostró partidaria de salir a discutirle sus posturas, que ve como «populismo de derecha». Tampoco hubo acuerdo en ese punto.

Dos horas más tarde, quedaron en repetir las reuniones. Es un misterio quién pagó la cuenta.

A la escuela

Larreta y Macri volvieron a verse las caras al día siguiente, el martes, para una recorrida conjunta en una escuela, algo que no ocurría hace tiempo. No obstante, estaba prepautada. Así fue como Larreta y Macri pasaron por una primaria de Nueva Pompeya, junto a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña.

“Con Mauricio entendemos a la educación como política de Estado y nos van a ver siempre defendiéndola juntos, a cada paso del camino», planteó Larreta, quien encontró la forma de reivindicar la política de Macri en educación. “Somos un gran equipo, estamos recorriendo otra escuela que hemos abierto, van más de cien. Acá hay futuro, la educación es lo más importante”, sostuvo Macri, recurriendo a números que ya fueron desmentidos hasta en causas judiciales.

El gesto de Larreta con el ex presidente forma parte de su estrategia para contenerlo y sumarlo en un eventual escenario en que el jefe de Gobierno logre ser el candidato que emerge de las PASO por Juntos por el Cambio. En política, siempre es bueno tener a los amigos cerca, y los enemigos, aún más cerca.

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