En su informe sobre commodities, el Banco Mundial sostiene que sus precios subirán fuerte este año, y que si bien declinarán en 2023, se mantendrán en niveles elevados. Es una consecuencia directa de las restricciones que primero impuso el Covid y ahora de la invasión de Rusia a Ucrania.

Según la entidad, los precios de la energía subirán 50,5% en 2022 y bajarán 12,3% el año que viene. En los últimos dos años se produjo el aumento más significativo desde comienzos de la década del ’70. En el caso de los alimentos, el recorrido muestra una suba de 31% en 2021, que sería de 22,9% este año para declinar 10,4% el que viene.

Los mayores precios de las commodities produjeron una aceleración de las tasa de inflación en todos los países. En el mundo desarrollado se registran niveles que no se veían desde hace décadas. En el caso de Estados Unidos habría que remontarse a 1981 para encontrar tasas de 8,5% como las de marzo de este año.

Pero el costado más dramático del aumento de los alimentos es que significarán un retroceso en la reducción de la pobreza en el mundo. Porque aunque los precios bajen durante los dos próximos años, serán bastante más elevados que los de 2020 y 2021.               

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