Las Hermanas del Convento San Bernardo de Carmelitas Descalzas denunciaron al juez único del Tribunal Eclesiástico de la arquidiócesis de Salta, Loyola Pinto y de San Cristóval, por lo que la jueza María Carolina Cáceres Moreno intimó al religioso para que se abstenga de realizar manifestaciones, públicas  o privadas, que afecten la vida, dignidad e integridad psicofísica de las monjas.

Salta/12 consultó a la abogada de las Carmelitas Descalzas, Claudia Zerda Lamas, pero se excusó de dar más detalles debido a que tiene un bozal legal por el que no puede dar declaraciones públicas sobre este tema.

Consultado por Salta/12, Loyola Pinto y de San Cristóval dijo que desconoce el contenido de la denuncia porque aún no le fue informada, recién fue notificado el jueves por el juzgado interviniente, que lo incluye en la misma carátula del expediente contra el arzobispo Mario Cargnello, el obispo emérito Martín de Elizalde y el cura Lucio Ajalla, por violencia de género. Sostuvo que no tiene abogado todavía y que tampoco fue notificado a una audiencia, solo se lo informó de las medidas dispuestas por la magistrada Cáceres Moreno.

La jueza sostuvo en su notificación que tomó medidas «teniendo en cuenta la naturaleza de las actuaciones, la conducta desplegada por el sr. Loyola Pinto (y) de San Cristóval hacia las víctimas en las presentes actuaciones y atendiendo a la solicitud por la parte actora».  De este modo, resolvió intimarlo «a abstenerse de realizar cualquier acto y/o manifestación pública o privada, a través de cualquier medio, que de manera directa o indirecta, afecte la vida, la dignidad e integridad psicofísica de las Hermanas del Monasterio San Bernardo de Carmelitas Descalzas de Salta».

“No he podido leer qué tipo de acusación hay contra mí”, dijo Loyola Pinto y de San Cristóval. Refirió que el único contacto que ha tenido con las Carmelitas Descalzas se dio cuando fue al convento a notificar las disposiciones de la Santa Sede, que les ordena la desvinculación con la fundación civil “Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús y Yo soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús», íntimamente relacionada con la Virgen del Cerro. 

En ese sentido dijo que después de que estuviera radicada la denuncia a los otros religiosos, fue a leer la carta de la Santa Sede que era para la priora y para la comunidad. “Fui, no pude encontrarme con la comunidad porque la priora no lo consintió. Leí la carta y me fui”, contó. Aclaró que leyó la misiva ante la priora y ante otras tres religiosas que serían las consejeras, además dijo que allí estaba el notario de la curia, Carlos Figueroa, y el escribano de las Carmelitas, Federico Alurralde.

Loyola Pinto y de San Cristóval explicó que la Santa Sede emitió “órdenes” a las monjas y que es “un mandato superior último” de la Congregación para la vida religiosa. También dijo que esta resolución no surgió por la denuncia que radicaron las Carmelitas Descalzas por violencia de género. Las órdenes fueron dispuestas luego de la visita apostólica realizada el 30 de marzo, por el obispo emérito Martín de Elizalde.  

El vicario judicial dijo que  el año pasado las monjas informaron al arzobispo Cargnello que querían formar parte de la “obra de la inmaculada madre”. “El obispo ahí les recordó que si querían ser de la obra de la inmaculada madre tenían que dejar de ser Carmelitas”, sostuvo y explicó que Cargnello pidió en aquel momento la visita apostólica. 

En ese sentido, el Vaticano les señaló a las Carmelitas que «El Monasterio, permitiendo a la ‘vidente’, la Sra. María Livia Galiano de Obeid, vivir en los locales propios y asignando algunos espacios para los peregrinos cercanos a este contexto, está claramente involucrado completamente en esta obra, contra la voluntad de la Iglesia local”.  

Loyola Pinto y de San Cristóbal dijo respecto a la creencia en la Virgen del Cerro que «no se ha podido canalizar por responsabilidad de la señora Maria Livia Galiano, y no se ha podido analizar si es o no sobrenatural y cada vez se dan más signos de que no lo es». «Al no poder avanzar en el discernimiento de lo que allí ocurre, ella y su fundación han seguido una vía civil», explicó.

El vicario judicial también dijo que «el abogado que representa a las Carmelitas es pariente de la señora María Livia y a la administración del monasterio la maneja el marido de la vidente y entonces como que hay una vinculación muy fuerte en ‘Yo soy la Inmaculada Madre’ con todo esto que no es del todo transparente. Nunca se han presentado balances, nunca se ha dado cuenta del traspaso del terreno del cerro. Hay una influencia muy fuerte de la obra de la Inmaculada Madre en el Carmelo que es preocupante».

En caso de desobediencia de las monjas a las disposiciones de la Santa Sede, «A futuro yo no sé, en primer lugar yo tendría que dar por supuesto que las monjas no van a obedecer , cosa que yo no creo que sea así, no creo, ni quiero, que pueda ocurrir una cosa semejante. Pero si ocurriera ya sería una cuestión que tendría que tratar el o la asistente apostólico que la Santa Sede nombre. En la carta que envían avisan que van a nombrar a un asistente apostólico, que tendrá que ocuparse del asunto», sostuvo Loyola Pinto y de San Cristóval. 

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