Impotencia, dolor, pero, sobre todo, muchísima bronca por lo injusto de la situación viven los vecinos de General Mosconi, que en la jornada de ayer inhumaron los restos del profesor Alejandro Benítez, un conocido y querido educador que hacía poco tiempo estaba jubilado después de dedicarle años a su trabajo en los talleres de la Escuela de Educación Técnica 3135 de esta ciudad.

Casado con una docente en actividad, Benítez tuvo la muerte más injusta cuando estando en Bolivia, junto a otros amigos, con quienes en motocicleta pretendían recorrer varios departamentos (provincias) del vecino país, sufrió un accidente de tránsito al ser colisionado por un camión con chapa patente boliviana.

El personal médico de la vecina nación que intervino en el hecho nunca quiso llamar a la ambulancia para que lo trasladen a otro centro de mayor complejidad, a pesar de que el mosconense permaneció por más de una hora tirado en la cinta asfáltica y otra hora en una sala de primeros auxilios.

Los médicos le exigían que previamente sus amigos abonaran los gastos que demanda llamar al servicio de emergencias y de una ambulancia. Quienes estaban con Benítez al momento del accidente intentaron pagar para que los agentes requirieran el servicio en forma urgente, pero la explicación del personal de salud que lo asistió en un pequeño pueblo boliviano fue insólita e indignante: no recibimos pesos argentinos.

Como en el lugar donde se produjo el accidente vial no había una casa de cambio para que los compañeros de Benítez cambien su dinero por moneda de ese país, el docente terminó falleciendo después de una dolorosa y larga agonía.

No obstante, el personal de salud se negó a requerir la ambulancia para que sea trasladado, los policías que intervinieron en el accidente secuestraron la motocicleta del docente mosconense y todas sus pertenencias, entre las cuales lo más posible es que haya habido dinero además de documentación, que los policías bolivianos nunca le restituyeron al grupo de motociclistas que vivió momentos de gran angustia al ver morir al compañero.

“La tragedia es un buen negocio”

Al tomar conocimiento del hecho, sus familiares, desde General Mosconi, se movilizaron hacia Bolivia para traer el cuerpo del infortunado docente y pasaron momentos que quisieran olvidar al recibir el peor trato por parte de los funcionarios bolivianos.

“Una cosa es contarlo, pero vivirlo en ese país al que llamamos hermano es algo que no se lo deseo a nadie. Gracias a Dios por mi trabajo conozco a mucha gente, tengo algunos contactos en la frontera y todos de algún modo colaboraron para que podamos traer el cuerpo de mi suegro porque su esposa y sus hijos, entre ellos mi señora, estaban devastados”, comenzó relatando Walter.

El es un joven profesional de General Mosconi que se puso al hombro la responsabilidad de traer a su pueblo los restos de su suegro “porque la familia por lo menos queríamos despedirlo, darle una sepultura cristiana. Cuando los amigos nos comunicaron lo que había pasado me fui a Bolivia para interiorizarme y fue espantoso saber que por plata, solamente por plata lo dejaron morir después de una agonía de dos horas en la que Alejandro estaba totalmente consciente, porque no había sufrido golpes en la cabeza. Mi suegro solo pedía que no lo dejen morir y sus compañeros motoqueros lloraban a la par de él sin poder hacer nada para salvarle la vida”.

Walter relató que el accidente se produjo en una ruta boliviana a la altura de la localidad de Ivirgarzama, ubicada a unos 220 kilómetros de distancia de la ciudad de Cochabamba.

Los audios de los compañeros

Por FM Profesional de Mosconi los motociclistas que vivieron en carne propia la tragedia y muerte, que pudo ser evitada, relataron lo sucedido y dejaron en evidencia las diferencias abismales en el trato que en los hospitales públicos de este país se les da a las ciudadanos extranjeros.

De hecho, y para tener los mismos derechos que un niño argentino, las mujeres directamente vienen a parir a los hospitales de Salvador Mazza, Aguaray o Tartagal con lo que las madres se aseguran el cobro de la AUH, poder enviarlos en forma gratuita a las escuelas argentinas y todos los beneficios que tiene cualquier otro niño nacido en este territorio.

Por cuestiones humanitarias, cuando un enfermo boliviano no tiene recursos para ser trasladado a otras ciudades del vecino país donde la salud es rentada, se los traslada hacia Argentina, principalmente al hospital Perón de Tartagal, donde el sistema de salud tiene la obligación de atenderlo.

Pero nada de eso sucede en Bolivia con los argentinos que tienen la desgracia de enfermarse o sufrir un accidente, como le sucedió a este querido docente, quien a pesar de estar jubilado, seguía trabajando.

Tenía gran experiencia en rutas

“Eran un grupo de 5 motociclistas argentinos que tenía una gran experiencia en rutas porque ya habían estado en Brasil y toda Argentina. Mi suegro iba al último, detrás de dos motociclistas jujeños, cuando un camión quiso cruzarlo, lo tocó en el brazo y por la velocidad Alejandro voló y cayó al costado de la cinta asfáltica. Por la mala maniobra del camionero otro vehículo que venía detrás la chocó a la unidad y por eso al rato del accidente se hizo presente personal policial”, dijo el yerno.

Walter relató que los compañeros “llamaron la ambulancia pero nunca llegó; cuando los policías estaban haciendo el procedimiento con Alejandro tirado y sangrando por la boca, de casualidad pasó una ambulancia, la policía la hizo detener y los obligó a que lo lleven a Ivirgarzama. Llegaron a un puesto de salud y lo pusieron en una camilla. Cuando lo revisaron dijeron que había que llevarlo a Cochabamba, pero que tenían que pagar el viaje. Los compañeros les dijeron que sí, que lo carguen inmediatamente, a lo que los encargados de ese puesto de salud les dijeron que tenían que pagar en pesos bolivianos. Salieron a ver si alguien les quería cambiar y no consiguieron nada; les ofrecieron dejarles la moto de mi suegro que viajaba con todos los papeles y no aceptaron. Salieron por todo el pueblo y nadie les quería cambiar plata y aunque rogaron, imploraron que lo trasladen, que les dejaban lo que tenían en garantías, les dijeron que no, por lo que Esteban murió a las dos horas de llegar a ese puesto de salud por un paro cardiorrespiratorio. Por la violencia del golpe, sabemos que tuvo una hemorragia interna”, relató el joven.

“Plata, pedían plata boliviana para todo”

“Para todo nos pedían un montón de plata; nos dijeron que no podíamos traernos el cuerpo si no le hacíamos la autopsia pero que teníamos que contratar el médico legal, pagarle los honorarios, el traslado, todos los elementos que tenía que utilizar. Hasta las gasas, el algodón todo nos hicieron pagar”, dijo.

“Para darnos el certificado de defunción me cobraron 70 pesos bolivianos (unos 2.500 pesos argentinos) y otro dineral para que lo trajeran hasta la frontera entre Argentina y Bolivia. Por ser argentinos nos trataban de la peor manera y hasta llegué a pensar traer el cuerpo de Alejandro ilegalmente porque no podía creer el maltrato que estábamos sufriendo. Yo decía que si llegaba a la frontera lo podía pasar por algún paso ilegal porque cada movimiento era plata y todo en dólares o en pesos bolivianos. Finalmente logramos traerlo y hoy (por ayer miércoles) recién pudimos tener sus restos en Mosconi”, aseguró Walter.

El joven profesional se lamentó “no solo por el accidente, por la pérdida de un buen hombre como era mi suegro al que todo Mosconi lo quería. Era un hombre sano, fuerte que quería jubilarse para hacer lo que nunca había podido hacer por sus obligaciones. Y que haya perdido la vida de una forma tan cruel es lo que más nos duele”.

“Fue tal el maltrato que para permitirnos traer el cuerpo nos dijeron que teníamos que hacernos cargo y declarar que el único responsable del accidente había sido él cuando cualquier pericia puede determinar la culpabilidad del camionero. Nos hicieron quedar la motocicleta que cuesta como 1 millón de pesos argentinos, todas sus pertenencias y no quisieron entregarnos nada”.

“Yo sé que una vez que Esteban esté descansando en paz tengo que volver a pelear para que nos devuelven la moto y sus pertenencias. Y si hago pública esta situación es para que los argentinos sepan que cuando van a Bolivia no tienen ningún derecho y que para ellos una desgracia que nos toca, lo ven como una posibilidad de sacarnos toda la plata que puedan”, agregó.

“Veo de qué manera se trata a los bolivianos cuando vienen a los hospitales, a las escuelas argentinas donde tienen nuestros mismos derechos; y veo lo que nos hacen a nosotros en su país y no lo puedo creer”, cerró.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here