Abogados del presidente de Brasil y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, solicitaron a la Justicia la apertura de investigaciones sobre el posible «crimen» cometido por las encuestadoras cuyos pronósticos se revelaron errados en los elecciones del domingo pasado.

Las presentaciones ante la Procuraduría General de la Nación y el Tribunal Superior Electoral (TSE) solicitan que se investigue si las empresas demoscópicas cometieron «irregularidades» o directamente son responsables de «crímenes» por los números divulgados en los sondeos el sábado previo a la votación.

Una de las agencias citadas en el requerimiento es Datafolha, que proyectó una victoria de Lula da Silva por 50% contra el 36% de Bolsonaro, mientras que el resultado final fue 48% para el expresidente de izquierda y 43% para el mandatario ultraconservador.

Los apoderados de la campaña de Bolsonaro, del Partido Liberal, también hicieron una presentación ante el Ministerio de Justicia, cuyo titular es Anderson Torres.

El ministro anunció ayer a la tarde que solicitó a la Policía Federal (PF) la apertura de una investigación sobre «conductas que en hipótesis pueden ser caracterizados como crímenes perpetrados por los institutos» de opinión pública.

Ante las acusaciones del oficialismo, Datafolha aseguró «que no hay fundamento jurídico para el pedido de investigaciones, esto es un intento de intimidación, Datafoha tiene una vocación histórica por informar bien y continuará ejerciendo ese papel».

Las últimas semanas de campaña antes de las elecciones del domingo, Jair Bolsonaro mudó sus ataques al TSE hacia las encuestadoras precisamente por los sondeos de intención de voto. Datafolha fue su blanco predilecto, afirmando que esas cifras eran una mentira y que sólo importaba Datapueblo, en referencia a sus seguidores.

«Las consultoras de opinión tendrán que ocuparse de esto. Afectará el análisis de los periodistas y los expertos», dijo a la AFP Leonardo Paz, consultor para Brasil del centro de análisis International Crisis Group.

Estas discrepancias suponen un «gran problema para los institutos y para la propia democracia», coincide Gabiati. «Los sondeos son una pieza importante dentro del proceso electoral y es pésimo para la democracia que ese actor se vea tan cuestionado», sostiene.

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