El presidente ucraniano Volodímir Zelenski cree que serviría para garantizar que nunca más se repitan catástrofes nucleares de este tipo: «Hoy para todos nosotros, Chernóbil es un desafío común, que requiere una acción conjunta para el futuro y la seguridad del planeta. Hoy nuestro objetivo es transformar el territorio contaminado que en Chernobil se llama zona de exclusión en el territorio del renacimiento».
El presidente ucraniano homenajeó a las víctimas. Anunció planes para habilitar la zona con nuevas carreteras, zonas de descanso y museos, y como el potencial zona de expediciones científicas.
Al parecer, las autoridades soviéticas sabían desde 1983 que Chernóbil era una de las centrales nucleares más peligrosas de toda la Unión Soviética y que, en caso de accidente, la radiactividad sería «60 veces mayor que tras la explosión de las bombas en Hiroshima y Nagasaki».
El KGB soviético ordenó el 8 de julio de 1986 ocultar todas las causas y consecuencias del accidente, incluidos los niveles de radiactividad y los índices de enfermedad entre la población.
De acuerdo con evaluaciones oficiales, la explosión ocurrida en el cuarto reactor de la central de Chernóbil esparció hasta 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima.
La nube radiactiva de la central nuclear cubrió Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Suecia, Noruega, Finlandia y otrosmuchos países europeos, como Alemania, Austria, Grecia, Rumanía y los países bálticos.
Fuente: Euronews.