“Hay falta de humanización total en casos puntuales”. Esta es una de las conclusiones a la que arribó el ministro de Salud de Salta, Juan José Esteban, al referirse a personas que están dentro del sistema de Salud y que, según los relatos de algunos pacientes, habrían actuado con impericia en la atención de embarazos a término o a pacientes pediátricos que terminaron falleciendo.
En los primeros 13 días de este mes de diciembre hubo al menos seis situaciones médicas de embarazos a término, recién nacidos y criaturas de hasta 5 años que terminaron fallecidas en los departamentos Rivadavia, Orán y San Martín, justo los tres que están incluidos en la emergencia sanitaria promulgada por la provincia a raíz de la muerte de niños y niñas de comunidades originarias por causas evitables.
Sin embargo, en los seis casos contados, mal se puede aludir un “problema cultural” o “falta de alerta” como solía sostenerse anteriormente para justificar la falta de acceso a la salud. Y es que en la mayoría de los casos había atención sanitaria y al menos cuatro de los decesos fueron en los hospitales.
El primero de los decesos que se conoció ayer, tuvo lugar en una situación de mala praxis obstétrica que aconteció entre el 1 y 2 de diciembre pasado, según la información brindada por el Ministerio Público Fiscal de Salta. En este caso una mujer que había ido al Hospital San Vicente de Paul, en Orá, para ser atendida con un embarazo a término, denunció ante la fiscala penal Claudia Carreras que su hijo nació sin vida por una presunta mala praxis.
El 2 de diciembre, en La Puntana, parajes} del municipio de Santa Victoria Este, en Rivadavia, una mujer wichí que llevaba un embarazo a término fue hasta el Hospital zonal a informar que desde hacía 7 días no sentía el movimiento de su bebé. La criatura nació muerta y, según el certificado de defunción, la causa del deceso fetal fue “una diabetes sin tratar” o “gestacional”, como se explicó en aquel momento.
El tercer caso tuvo lugar el 4 de diciembre pasado, se trató de un niño de dos años que había presentado síntomas diversos y ante ello sus padres lo habían llevado días antes para que fuera atendido en el Hospital de Salvador Mazza, pueblodel departamento San Martín).
El domingo 5 una beba de 10 meses de la comunidad wichí de Kilómetro 5, en jurisdicción del municipio de Tartagal, cabecera del departamento San Martín, falleció en su casa tras una broncoaspiración que se produjo mientras tomaba leche. La niña, según se informó oficialmente, tenía una enfermedad de base y había tenido al menos un ingreso a recuperación nutricional.
El domingo 12 de diciembre una mujer fue con contracciones al Hospital oranense a la medianoche y pese a los pedidos de ser intervenida de inmediato dado que acarreaba un problema de salud reciente y le habían prescripto la cesárea, recién fue derivada a sala de parto a las 4.15 de la madrugada y el alumbramiento fue por parto normal. Su beba falleció a las 19 de ese domingo.
El último caso del que se tiene conocimiento público fue el de la muerte de la hermanita de otro niño que falleció el 4 de diciembre. La nena había presentado los mismos síntomas y al igual que su hermano fue atendida con antelación en el sistema de Salud. Al llegar al Hospital, según denunció su padre, no hubo respuestas urgentes a su dolor. Falleció el lunes 13 de diciembre mientras era trasladada desde Salvador Mazza a Tartagal.
Por los casos de Orán y Salvador Mazza ya hay investigaciones fiscales. Se desconoce si hubo actuaciones similares en los decesos que involucran a integrantes de la comunidad originaria.
“No se movió el amperímetro de la desnutrición”
“Estamos haciendo la investigación pertinente en Salvador Mazza, si bien surgió que el niño más pequeño tenía otro problema de salud. Pero más allá de eso entendemos que hubo errores en la atención”, dijo el ministro Esteban al responder a Salta/12 por estas situaciones.
Afirmó que en Orán “está demostrada la violencia” obstétrica, por lo cual se están tomando las resoluciones pertinentes.
Dijo que en todos los casos hay un equipo médico que se dispuso para hacer las investigaciones necesarias y decidir las medidas a tomar.
Aunque Salta/12 solicitó las estadísticas con el objetivo de hacer una comparación de la cantidad de decesos, no hubo respuestas desde ninguno de los efectores de Salud. “Cualquier muerte duele y somos responsables de esa situación”, respondió el ministro.
Sentenció que el desafío de la gestión “es cambiar la historia del Norte, donde muchas fundaciones y otros organismos trabajaron y jamás se movió el amperímetro de la desnutrición o de la tasa de embarazos en jóvenes. Hay que tener mucha permanencia en el terreno”, concluyó.
Trabajo desde la Asesoría
La asesora de Menores N° 2 de Tartagal, María Fernanda Chocobar, por su parte, explicó que desde el Ministerio Público Pupilar provincial se realizan actuaciones “muy específicas” cuando hay problemas de salud en las comunidades indígenas con los agentes comunitarios o trabajadores dentro del Programa Unir.
Entre las alternativas que se desplegaron está el programa “Hospitalizados”, por el cual interviene un facilitador bilingüe que es quien explica al padre y la madre de niños o niñas originarias la necesidad de asistir a un centro de atención sanitaria cuando sus sus hijos o hijas experimentan una problema de salud.
Ante la dificultad que implica para las madres indígenas ir al hospital por un hijo enfermo y dejar a sus demás niños o niñas, Chocobar sostuvo que se busca a personas que dentro de la misma comunidad puedan hacerse cargo de ese cuidad mientras ella está con la internación.
Resuena aún lo especificado en el amparo presentado por la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes (NNyA), en el que se sostiene la necesidad del acceso a la salud por parte de las comunidades del norte provincial. Otras organizaciones, como el Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO), ya han dicho que faltan políticas no solo de actuación contra los malos tratos a las parturiantes, sino también de contención para mujeres que perdieron a sus hijos e hijas cuya gestación llegó a término y nacieron sin vida, o que fallecieron al poco tiempo de haber nacido.