De ocho ascensores de uso público que hay en el Poder Judicial salteño, sólo tres funcionan. El dato es concreto, pequeño, pero reflejo de un mal estado que se esparció hasta casi dominar por completo la Ciudad Judicial.

A los ciudadanos sólo les queda esperar a los ascensores que funcionan o usar las escaleras. ¿Pero qué pasa con aquellas personas que tienen movilidad reducida y les cuesta trasladarse?

El desperfecto generalizado ya ha causado protestas internas y malestar entre trabajadores y el resto de las personas que circulan por allí.

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