Una de las metas monetarias establecidas por el FMI en el nuevo acuerdo con Argentina es la de acumulación de reservas netas. Desde el 31 de diciembre de 2021 hasta fin de 2022 debe ser de US$ 5.800 millones.

La meta tiene un costado encubierto, señala un informe de PPI. “Hay una serie de consideraciones que deben contemplarse para obtener el ‘verdadero’ objetivo o meta ajustada. Todos los ingresos de capitales de organismos internacionales que excedan los US$ 1.389 millones deben ser añadidos a la meta, de la misma manera que los US$ 4.369 millones de endeudamiento neto con el organismo ingresados el viernes 25 de marzo (se tomó un crédito de US$ 45.000 millones para pagar uno de US$ 40.500 millones) pueden ser contabilizados para el objetivo”, señala el reporte. Así, se obtiene una meta implícita de compras en el MULC para alcanzar lo acordado con el FMI calculada a la fecha en US$ 3.400 millones.

Si se observa las proyecciones macroeconómicas plasmadas en el acuerdo, el superávit de cuenta corriente sería de 0,5% del PIB, equivalente a US$ 2.600 millones si se asume un PIB en dólares de US$ 511.000 millones ante un crecimiento de 4% y un tipo de cambio real constante. El superávit de cuenta corriente está compuesto por un superávit comercial de bienes y servicios que alcanzaría 2,4% del PIB o US$ 12.300 millones e, implícitamente, por Ingreso Primario y Secundario (principalmente pago de intereses) por US$ 9.700 millones.

Por lo tanto, dice PPI, sería necesario para cumplir la meta, o bien un superávit comercial más amplio o bien una Cuenta Financiera superavitaria en al menos US$ 900 millones.

“Esto último suena un tanto optimista con una cuenta que ha sido deficitaria en los primeros dos años de esta Administración, dado los incentivos del control de cambios a la salida de capitales más que a la entrada. Si ninguna de estas cosas ocurre, la meta corre peligro de incumplimiento, aunque creemos que sería en la que el FMI sería más contemplativo (dado que es un resultado de políticas y no una ejecución directa) y daría un waiver al país”, proyectan.

Pasado y futuro

Mirando hacia adelante, el BCRA comenzará a transitar su etapa más calma del año en los próximos días por la entrada de la cosecha gruesa. La estacionalidad 2003-2021 muestra que en abril la liquidación sube 48,5% contra marzo.

Si con un boom de precios, preguntó Invecq, el BCRA terminó el trimestre vendiendo US$ 50 millones, “¿qué hubiera pasado con los precios internacionales promedio del 2010-2020?”.

El saldo del MULC del primer trimestre no fue positivo. De hecho, fue levemente negativo, versus uno positivo de US$ 2.333 millones en 2021. “Resulta evidente que aún con la mayor liquidación del agro de la historia en todos los meses del primer trimestre, derivada de caídas en cantidades y precios récord históricos, termina pesando la apreciación artificial del peso de 2021 (el tipo de cambio real multilateral bajó 17,4%), lo que a su vez incidió sobre una brecha cambiaria más elevada, que en promedio fue de 95%, contra 69% el año pasado. En otras palabras, los argentinos son cada vez más ricos medidos en dólares oficiales y tratan de materializar ese beneficio, ya sea bajo la forma de importaciones o viajes al exterior, entre otros componentes de la Cuenta Corriente”, dijeron desde PPI. Ayer, el BCRA debió vender US$ 10 millones.

Primer examen, aprobado

Un informe de Econviews mostró que el reciente ingreso de DEG hizo subir las reservas netas a US$ 3.784 millones, es decir, US$ 1.459 millones por encima del nivel de diciembre. Así, dijeron, se cumple con la meta del primer trimestre que establece un incremento de US$ 1.200 millones.

Van y vienen

Desde Delphos advirtieron que el creciente déficit de servicios reales (turismo y fletes, por ejemplo) y de intereses comienza a dificultar la tarea de acumular reservas por parte del BCRA. De hecho, señalan que el déficit por servicios reales e intereses podría estar cerca de equiparar el superávit de bienes de 2022, dificultando el cumplimiento de la meta de incremento de reservas netas acordada con el FMI. Eso explica porque el BCRA compró tan poco en el primer trimestre de 2022.

“Los argentinos son cada vez más ricos medidos en dólares oficiales y tratan de materializar ese beneficio, ya sea bajo la forma de importaciones o viajes al exterior, entre otros componentes de la Cuenta Corriente”, dijeron desde PPI.

Un informe de Equilibra arriba a la conclusión de que, si se cumple la meta de acumulación de reservas del acuerdo, no habría dólares suficientes para sostener el nivel de actividad de 2022 y el PIB caería 1%. En cambio, para que la economía no caiga en 2022, la acumulación de reservas debería ser de sólo US$ 1.800 millones (lejos de la meta de US$ 5.800 millones acordada). “En nuestro escenario base, contemplamos una flexibilización (waiver) de la meta de acumulación de reservas (US$ 3.800 millones) por la disparada de los precios energéticos, compatible con una mínima contracción promedio del PIB en 2022 (-0,5%)”, dijo el reporte.

Preocupación

Desde Invecq señalaron que “evidentemente el mayor nivel de actividad económica, por un lado, pero principalmente los incentivos generados por un esquema macroeconómico que no cierra, están consumiéndose los dólares que ingresan por las exportaciones aún con un estricto control de cambios y trabas múltiples a las importaciones”.

“La inconsistencia macroeconómica, centralmente en el esquema cambiario, está teniendo una mayor influencia sobre el mercado de cambios que el extraordinario contexto internacional de precios de commodities. Dado este panorama, para los próximos meses esperamos que el resultado externo sea mucho más estrecho de lo que debería ser dada la estacionalidad de la cosecha gruesa. Normalmente entre los meses de abril y julio el BCRA se hace de una gran cantidad de dólares debido a la fuerte liquidación de las cosechas de maíz y soja. Pero en 2022, estarán las importaciones energéticas compensando en gran medida ese flujo positivo de divisas. Si el Gobierno no logra acumular dólares en la temporada alta, entonces las presiones sobre el mercado de cambios podrían volver a ser muy fuertes a partir del mes de agosto en el que el ritmo de liquidación de exportaciones vuelve a descender. La relativa ‘pax cambiaria’ actual (las brechas se han comprimido desde el anuncio del acuerdo con el FMI) tendría poco aliento”, dijeron. Si con un boom de precios, dijo Invecq, el BCRA terminó el trimestre vendiendo US$ 50 millones, “¿qué hubiera pasado con los precios internacionales promedio del 2010-2020?”.

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