Como todos los acontecimientos se desarrollaron con feriado en los mercados (y sin negocios hoy en Wall Street por el Día de la Independencia), la gran pregunta que transformó al celular en una cacerola fue qué va a pasar con el dólar y hasta dónde se dispara la inflación.

Desde que el tuit indeclinable de Martín Guzmán sorprendió Alberto en la casa de Fabián de Souza, pasando la tarde con el socio de Cristóbal López, comenzó a barajarse una sucesión de nombres para reemplazar al ministro. 

Finalmente, la designación recayó en Silvina Batakis.

Para entender la naturaleza del problema en el que estamos metidos conviene hacer un poco de historia y dar alguna precisión sobre lo que se dice que pasó en las últimas horas. Desde que asumió, en diciembre de 2019, Alberto inició su mandato con un pecado original, que emitió minutos después del tuit de Cristina que lo bautizó como candidato: «El ajuste lo van a pagar los acreedores», dijo el mandatario argentino. El crédito internacional entendió el mensaje, y Argentina quedó inmediatamente completamente fuera del crédito voluntario internacional, justo en el momento en el que América Latina entera recibió una carrada de dólares baratos, con tasas mínimas, y casi todos los países limpiaron sus finanzas públicas, cambiando deudas caras por papeles con tasas del 3% o 4% anual.

Guzmán se enorgulleció de hacerle un corte de manga a los acreedores, por lo que orgullosamente bajó la deuda externa en 900 días de mandato en US$ 27.436 millones, pero al mismo tiempo generó una deuda interna (entre Tesoro y BCRA) de más de $15 billones, equivalentes a unos US$ 60.000 millones. 

  • Guzmán relativizó ese endeudamiento hasta último minuto, porque «es en pesos, una moneda que manejamos nosotros», pero la mayor parte de ese agujero es ajustado por inflación o por tipo de cambio, y no se podrá licuar fácilmente, como hizo con casi todo.

Para entender el último round de Guzmán debe decirse que en el cierre de la semana pasada el ministro se encontró con el Presidente y le dijo «tenemos que cortar el rojo fiscal bajando el gasto y sacando de sus cargos a los funcionarios K», ya que lo habían esmerilado quebrantando la deuda en pesos, ya que sospechó que la corrida masiva contra los vonos CER se originó en entidades oficiales manejadas por gente de La Cámpora. 

Pero Alberto, muy debilitado como para sacarle todas las cajas al kirchnerismo, no quiso. Guzmán le habría dicho que si no lo hacía se iría, como ya le había dicho en otras oportunidades, no le creyó. Y finalmente a media tarde del sábado llegó el tuit final de Guzmán.

Los antecedentes

Mucho se dijo en las últimas horas. Que Guzmán era el único funcionario algo racional, que estaba con las manos completamente atadas por el poder político, y sorprendió que en su renuncia haya destacado «seguiré trabajando por una patria más justa y soberana». 

Evidentemente hasta el viernes Guzmán no pensaba en renunciar. Cuando fue a verlo a Alberto tenía programado su viaje para ir a renegociar la deuda con el Club de París. Pero al verlo, tras una semana durísima, donde se tuvo que bloquear la importación para que las reservas no se desintegraran, como el viernes volvieron a esfumarse, Guzmán le hizo consciente a Alberto que se terminó, que hay que bajar el gasto, que no queda otra alternativa. Y Alberto se negó.

Eso vino después de una semana en la que los dólares libres tuvieron una corrida del 10%: el blue empezó en $226 y el contado con liquidación terminó a $252, mientras que durante el fin de semana el dólar cripto operó desde $260 hasta más de $330. 

  • Esto ocurre en un mundo donde todo está volando hacia el dólar, por temor a una recesión mundial. El billete verde subió contra todas las monedas: en México subió 2%, en Chile 1,6%, contra la libra trepó 1,4% y avanzó 1,3% contra el euro y el real. Eso se da con commodities en descenso: en las últimas semanas la soja cayó 3,7% en Chicago, el grano promedio en Rosario se hundió 12%, hay desplome promedio del 10% en metales básicos, incluso el petróleo se está desinflando. Evidentemente el viento a favor terminó y la correntada en contra nos empuja, sobre todo a nosotros que estamos tan débiles.

Los interrogantes

Parafraseando a Sabina, a Guzmán probablemente lo olvidemos en 19 días y 500 noches. 

  • Volverá a Columbia, con el Nobel Joe Stiglitz, que habló de «ailagro argentino» hace seis meses. Se va un mago de artilugios contables. Consultoras ya recalculaban la inflación de julio, agosto y septiembre. 

Desde Wall Street manifestaban que Alberto no tenía alguien «in pectore», como Menem, no tiene poder como para amputar a los desestabilizadores de cuajo y esto provoca una gravedad inusitada. Cristina volvió a descartar que el problema sea el rojo fiscal, quiere más platita, para los gobernadores y los intendentes, con vistas a los votos de 2023. 

El Polo Obrero de Eduardo Belligoni ya plantea una movilización para este jueves. El campo plantea un paro para el miércoles siguiente. Toda la industria y los comercios que necesitan insumos importados dijeron, a través del titular de la Cámara de Comercio Mario Grinman, que están «desesperados». 

Los bonistas ilusos se preguntan si serán pagados los bonos en pesos y los cupones de los bonos en dólares de Guzmán que vencen el 9 de julio. Y la siempre elocuente economista del CEMA Diana Mondino sentenció: «Compren dólares y ajústense los cinturones».

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