Desde la Fundación Sol de Mamá se puso en marcha, desde octubre del año pasado, un proyecto que pretende establecer un trayecto formativo para el cuidado y atención de niños y niñas en la provincia. Esto comprende una serie de capacitaciones que posibilitarán el desarrollo de competencias laborales para el cuidado de las infancias. 

La iniciativa busca jerarquizar esta actividad de modo que sea reconocida como oficio calificado, tanto por quienes la contratan como por quienes las realizan, algo que se inscribe en el reclamo que desde hace años se viene manifestando por el reconocimiento de las tareas del cuidado como una actividad laboral que debe ser remunerada, de acuerdo a lo que establecen las leyes laborales. 

La presidenta de la Fundación Sol de Mamá, Lolo Doric, explicó a Salta/12 que existen diversas maneras de acercamiento al perfil laboral de una cuidadora o cuidador de niños y niñas, puesto que «muchas veces la trayectoria laboral comienza por el desempeño de tareas generales en servicios en casas particulares, y luego continúa con el cuidado de niños y niñas como una actividad especializada». 

En otros casos se comienza con la realización de estas tareas de manera informal, cuidando a personas en el ámbito familiar, y de ese modo se adquieren habilidades y competencias que despiertan el interés por transitar un trayecto formativo. Otra situación se da cuando hay quienes encuentran en el cuidado de personas una actividad compatible con la realización de estudios superiores.

«Independientemente de la forma de acercamiento a este sector laboral, por tratarse de una actividad profesional, requiere del dominio de saberes específicos, del manejo de técnicas y del desarrollo de múltiples y diferentes competencias«, expresó Doric. Con esa premisa desde la Fundación se trabaja sobre la adquisición de esos saberes, sobre todo cuando poseen valor de empleabilidad y son transferibles a otros ámbitos laborales.

La propuesta formativa se inició en octubre del año pasado, y hasta el momento al menos 800 personas accedieron a las capacitaciones. Doric contó que la iniciativa tiene como finalidad desarrollar y fortalecer competencias para un desempeño profesional de calidad en el cuidado y la atención de niños y niñas. Por ello, en la formación se brindan las herramientas necesarias para mejorar la posición frente al empleo de las trabajadoras y trabajadores que deseen formarse en este sector laboral.

En ese sentido, indicó que se tienen en cuenta dos dimensiones para profesionalizarse como cuidadores de niños y niñas. Por una lado, el reconocimiento de la tarea desde la remuneración, es decir, en el ámbito laboral. Por el otro, se tiene en cuenta la  perspectiva del derecho. 

Doric afirmó que «las ciudadanas y los ciudadanos tenemos derecho a ser cuidados y atendidos a lo largo de las diferentes etapas de la vida». Por lo que, según la necesidad de cada persona, ese cuidado puede ser de carácter temporal por una enfermedad, o necesario en los extremos de la vida, como lo es en la etapa de la niñez temprana y la vejez. 

En esta doble condición, «se caracteriza al cuidado como un elemento de la protección social», manifestó, subrayando que eso conlleva a que se debe dar una protección tanto para quien es cuidado como para la persona que cuida. 

Hogares monoparentales los que más sufren

La propuesta de Doric se enmarca en la necesidad de visibilizar que el trabajo doméstico y las tareas de cuidado mayormente no son remuneradas, sobre todo cuando quienes las ejercen son mujeres. Esa desigualdad hizo que Doric impulse -desde 2014- actividades que visibilicen los derechos y dificultades que enfrentan las familias monomarentales que están a cargo únicamente de la madre.

Ese trabajo la llevó a afirmar que los hogares encabezados por madres «son aquellos que sufren las mayores tasas de pobreza y exclusión». Este escenario, provoca que se vean impedidas de no poder hacer frente al pago de los servicios, de alimentar correctamente a los hijos, acceder a una mejor educación o contar con una trabajo más estable y formal. 

En ese sentido, Doric sostuvo que “muchas madres no solo atraviesan dificultades desde el sistema económico y judicial» porque se les suma «la real crisis de los cuidados». Indicó que la escasa participación de las mujeres en el mundo laboral y la falta de políticas públicas que la acompañen, «hacen que se profundicen los indicadores de pobreza y desigualdad».

La presidenta de Fundación Sol de Mamá recordó que durante la pandemia muchas madres tuvieron que cambiar de trabajo o renunciar al que tenían. «La caída en su actividad laboral fue de un 70% mayor al del resto de las mujeres. Esta situación influye, entre otras cosas, sobre los niveles de ingreso», precisó. 

Si bien el país superó el contexto sanitario más crítico ante la covid-19, Doric cuestionó que “la recuperación del empleo (hacia las mujeres) es incompleta, lenta y desigual”. 

Dijo que «la activación o reactivación en el mundo del trabajo no acompaña la aceleración de la inflación», lo que deriva en que el mayor padecimiento recaiga sobre las mujeres en dos aspectos centrales: las tareas de cuidado de enfermos, niños y personas mayores y el trabajo no remunerado en las tareas del hogar. «Esto contribuye a explicar la marcada diferencia en la dinámica de la tasa global de participación de las mujeres», sostuvo.  

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