El banco JP Morgan publicó su outlook global ratificando el escenario ultra pesimista para Argentina. Prevé una recesión de 0,5% del PIB para el 2023 y, muy lejos de lo que prometió Sergio Massa en el Presupuesto, contempla una inflación del 111%. «De cara al futuro, la consolidación fiscal gradual a través de recortar el gasto parece un desafío en un año electoral», advierte.

Las consideraciones, escritas por el economista Diego Pereira del JP Morgan, marcan qué tan alejado está el pronóstico de los grandes bancos de Wall Street de lo que desea el Gobierno. Y si bien en el consenso nadie (excepto Massa) cree que la inflación será del 60% el año próximo, la entidad estadounidense duda del compromiso fiscal. El último REM entre los bancos y consultoras que sondea el BCRA mostraba una inflación de 96% para el año próximo.

«La combinación de una contracción real con una mayor inflación no implica necesariamente un déficit fiscal mayor al previsto en el programa para el próximo año (1,9% del PIB). Pero las preocupaciones giran en torno al gasto social y las pensiones», dice Pereira. 

Pereira no cree en los deseos y buenos gestos de Massa de ordenar la política para que no haya un sobresalto en el año próximo cuando el oficialismo quiere tener chances electorales. «Las políticas que sustentan el ajuste fiscal en 2023 incluyen reducciones en los subsidios (0,5% del PIB), el gasto en asistencia social (0,7% del PIB), y la adherencia a la fórmula de indexación de pensiones. Nuestro escenario base es que el déficit primario alcance el 2,3% del PIB el próximo año», vaticina el JP Morgan.

Pereira acota que si bien una mayor inflación ayudará nuevamente a las cuentas fiscales, «esperamos un gasto social más agresivo dadas las presiones derivadas del ciclo electoral».

«A pesar del probable cumplimiento de la meta fiscal de 2022 incluida en el programa, los desequilibrios macroeconómicos prevalecientes hacen que sea, en nuestra opinión, poco probable que la inflación se desacelere en el futuro en ausencia de un programa de estabilización ortodoxo consistente», sostiene.

Si se diera el escenario del banco, el Gobierno incumpliría la meta que tiene el Fondo. Algo que el mismo equipo económico viene temiendo en privado y en público. Recientemente el viceministro Gabriel Rubinstein, que es el «vocero» de Massa hacia los mercados, dejó en claro las dificultades para cumplir con lo que pide el Fondo en 2023, el año electoral. «Va a costar uno y la mitad del otro», dijo sin pelos en la lengua, el ex consultora y ahora funcionario. 

«Lo importante es estar lo más firme posible en lo fiscal. Estamos lejos del superávit. Estamos a brazo partido para llegar a las metas acordadas. Hay un déficit que se financia monetariamente y es una presión inflacionaria permanente. Hay que estar fuerte fiscalmente y hay que tener músculo con reservas y hacer un acuerdo de precios, sino tenes un efecto como el del Rodrigazo«, advirtió. 

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