En medio de la emergencia hídrica en Salta, más las altas temperaturas que azotan a todo el norte salteño, autoridades provinciales y municipales hicieron un recorrido por el dique Itiyuro y el embalse El Limón para verificar las obras que se están ejecutando en la zona. Además, se definieron otras de manera complementaria para independizar los sistemas que abastecen a poblaciones del departamento San Martín, como es el caso del municipio de Coronel Cornejo. 

El objetivo del gobierno de Salta es mejorar la provisión de agua y pasar de los 2.700 metros cúbicos que tiene el sistema, a unos 4.500 metros cúbicos. Para ello, tienen como guía una propuesta que se conversó y trabajó con el geólogo Carlos Manjarrés, director de la sede de Tartagal de la Universidad Nacional de Salta. 

En diálogo con Salta/12, Manjarrés explicó que se puso en marcha un plan de trabajo para mejorar la provisión de agua del sistema Itiyuro y que de esta manera llegue a las localidades de Tartagal y General Mosconi junto a las comunidades originarias que se ubican a la vera de la ruta nacional 86, lugares que son considerados como los más afectados de toda la provincia. Señaló que actualmente la zona norte del país presenta una sequía «muy marcada», lo que ocasiona la falta de agua en San Martín, ya que el sistema Itiyuro se alimenta de fuentes superficiales.  

Desde hace casi un mes el dique Itiyuro viene con una baja pronunciada en el nivel de agua, la «más severa de los últimos 50 años, producto de una reducción importante de los caudales del río Caraparí y la sequía que afecta a la provincia y gran parte del país», informó el gobierno de Salta. 

Por ello, se propuso hacer cinco perforaciones dentro del vaso del dique Itiyuro, que actualmente está «completamente colmatado de arena» por cuestiones geológicas especiales. «En vez de agua, se tiene arena», señaló Manjarrés. A ello se suma que la poca agua embalsada fue invadida por algas, que son las que le dan un color y un sabor particular, y no potable. Hasta ayer, la planta potabilizadora seguía trabajando al 100% y al interior se decía que ya logró que el agua sea potable, aunque se esperaban los últimos estudios para verificarlo. 

El geólogo explicó que el paredón del embalse tiene aproximadamente 65 metros de altura, desde su techo hasta la zona donde está clavado. De allí sobresalen aproximadamente unos 12 metros, lo que significa que existe un relleno de arena de casi 50 metros. «Si se cava un poco en ese relleno, se va a encontrar agua» porque «es un depósito de agua en la arena», indicó el especialista. 

Lo que se proyecta es que de ahí se harán pozos de entre 50 y 55 metros, se les colocará un filtro y se sacará el agua para conducirla al caño del dique Itiyuro y llevarla a Tartagal y General Mosconi. El geólogo dijo que «se puede sacar un caudal importante», pero advirtió que se sabrá el volumen del agua recién cuando se realice el primero. 

La otra propuesta consiste en hacer pozos en la cuenca del río Pocitos, ubicada en la localidad de Salvador Mazza. Esa cuenca tiene un gran desarrollo en el país vecino de Bolivia, pero no así en Argentina, que es donde termina. Aún así, Manjarrés dijo que son «excelentes acuíferos dentro de lo que es el río Pocitos». 

Ahí también se piensa hacer una batería de pozos, «buscando cuál es la zona que mejor caudal aporta». En esa zona existen tres pozos que producen aproximadamente 80 metros cúbicos por hora, por lo que se pretende hacer entre cinco y seis pozos nuevos para luego conducirlos al acueducto que va hacia el dique Itiyuro. 

«Tendríamos provisión de una cuenca en Pocitos y otra en Itiyuro», dijo Manjarrés, señalando que con ellas se podrían incrementar los caudales. Aún así, advirtió que no se trata de soluciones alternativas inmediatas, pues todas llevan un proceso de meses de construcción. 

El gobierno provincial espera superar con esas obras lo relacionado con la provisión de agua)} en todo el sistema, tanto el Itiyuro como El Aguay. El ministro de Infraestructura, Sergio Camacho, explicó que en la actualidad hay un sistema de 60 kilómetros que es frágil por su condición alargada y longitudinal, a lo que se añade que el 78% de la provisión proviene de fuentes superficiales y solo el 22% es subterránea.

En la recorrida, Camacho estuvo acompañado por el ministro de Economía y Servicios Públicos, Roberto Dib Ashur; el intendente de Tartagal, Mario Mimessi; y el diputado provincial Santiago Vargas. 

El Ejecutivo provincial también está buscando independizar los sistemas que abastecen a otras poblaciones del departamento San Martín, como es el caso de Coronel Cornejo. En esa localidad se empezó a realizar un pozo exploratorio de 250 metros de profundidad, a través de la Secretaría de Obras Públicas de la provincia, con la finalidad de obtener agua para las comunidades criollas y originarias de la zona. 

«Las expectativas son buenas porque sabemos que se deben pasar ciertas profundidades (de 120 y 130 metros) donde el agua es salada. Posiblemente encontremos un buen resultado hacia abajo«, indicó Manjarrés. 

Siguen los reclamos en Capital

Desde hace tres días, vecinos y vecinas de los barrios 20 de Febrero y Villa Luján, de la capital salteña, se encuentran cortando las calles por la falta de agua que padecen desde hace cuatro semanas. Si bien estuvieron llegando camiones cisterna, dejaron de pasar por los barrios hace 8 días, lo que ocasionó que las familias salgan a manifestarse. 

En diálogo con Salta/12, María Ríos, vecina de la zona, dijo que a pesar de los pedidos reiterados, la empresa Aguas del Norte no les dio una respuesta. «Me despertaba a las 7 haciendo reclamos y pidiendo el camión cisterna, me daban un número de gestión, pasaban las horas y no llegaba. Volvía a hacer el pedido y así se me pasaba el día», relató. 

Además, señaló que el agua que les llegaba de los camiones únicamente era utilizada para «vivir el día a día, cocinar y nada más», ya que actividades como limpiar la casa o usar el lavarropas es algo que no pueden hacer desde hace semanas. Aseguró que se trata de casi 200 familias que sufren la misma situación.

Desde la empresa primero les dijeron que la falta de agua era por la sequía, después porque había una merma de presión, pero en el caso de María, «directamente no tiene agua», otras familias «sólo tienen un hilito que después se acaba», contó. 

«Hay muchos vecinos enojados y cansados de esta situación», relató, al tiempo que recordó que el mismo reclamo se produjo en julio de este año, cuando también salieron a cortar las calles. Habitualmente la zona suele tener agua desde las 8 hasta las 20, después se corta durante toda la noche. «Hace como 60 años que se vive la misma situación», cuestionó. 

Ríos contó que el martes último se acercó una persona que se identificó como trabajador de Aguas del Norte, pero no quiso dar su nombre. «Solamente me dijo que nos iba a ver de solucionar largando unas cañerías que bajarían por barrio La Loma», recordó. Aún así, la mujer le recriminó que se necesitaban soluciones más profundas, a través de obras de mayor envergadura. 

La familia de Ríos tuvo que tomar la decisión de bañarse en el trabajo de María, algo que vienen haciendo desde hace días ante la falta de agua en sus casas. También compra bidones de agua, teniendo un gasto semanal de $1400 en ellos, además de lo que se paga a Aguas del Norte. Las familias que pueden juntar agua en baldes, la comparten con quienes más la necesitan, como es el caso de quienes tienen familiares enfermos y necesitan constante higienización. 

Pizarro pide un pozo de agua 

Otra situación es la que se vive en la localidad de General Pizarro, en el departamento Anta, donde vecinos y vecinas se manifestaron durante toda la jornada de ayer en las puertas del Municipalidad, a cargo de Franco Antonio Pérez. En la tarde, el jefe comunal los recibió y firmaron un acta en la que quedó asentado que la intendencia tiene previsto realizar un pozo y se están haciendo los estudios de factibilidad. 

La vecina de la zona e integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra, Valeria García, contó que la protesta se dio por la falta de agua en las casas. «Las familias estamos conectadas con una manguerita que ya no nos alcanza», expresó. Es por ello, que se pidió la realización de un pozo de agua y que también, se conecte una red de cañerías que beneficie a casi las 200 familias de la zona. 

«Hay familias que desde hace 8 años están viviendo así«, contó; dijo que además hubo un gran incremento de viviendas, lo que produjo la merma en la presión. Esta situación tampoco fue advertida por las autoridades municipales y provinciales, ya que no se realizaron las obras correspondientes para revertir la problemática. 

Si bien llega un camión cisterna a las casas, García dijo que tienen que «andar detrás para que recién llegue». «Eso hace que sea muy difícil todo», expresó. Los vecinos y vecinas ya llevan varias reuniones con el intendente Pérez. Una de las últimas ocurrió los primeros días de noviembre, cuando el jefe comunal decía que se estaba trabajando en un proyecto de agua que las familias nunca vieron. 

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