Técnicamente, pareciera que el mercado confía en el pronóstico de la Fed, acerca de que la combinación de inflación y crecimiento le permitirá seguir en tono monetariamente restrictivo durante todo el 2023. ¿Por qué? Porque el mercado compró tanto tasas cortas congeladas en torno al 5% como tasas largas comenzando tendencia negativa. Dado ese panorama, Wall Street anticipa un sendero mucho más «dovish» (laxo) y consistente con la debilidad en la economía real. Por su parte, los últimos dos eventos importantes del 2022 fueron el buen dato de CPI (inflación minorista de Estados Unidos) y un Jerome Powell acostumbradamente «hawkish» (restrictivo) queriendo impedir el rally de un mercado de bonos que comienza a indicarle que se está pasando con su estrategia de restricción en términos monetarios.

Iniciando el 2023, la historia parecería ser distinta. De una política excesivamente restrictiva en 2022 a «dovish» (laxo monetariamente), con el condimento de la desinflación y de una potencial recesión global. Probablemente, el mercado rote desde acciones cíclicas hacia tecnológicas, con tasas largas bajando fuerte. Asimismo, las ganancias de las compañías en Estados Unidos probablemente se debiliten.

El 2023 quizás será un año en donde observemos una considerable desinflación, pero a la vez con los costos asociados:

  • Caída en actividad de la economía real en Estados Unidos 
  • Y en el mundo entero

Cabe destacar que las acciones cíclicas son tendientemente insensibles a las tasas de interés y reaccionan, a la inversa, muy sensibles, a las recesiones. Durante el 2022, una overperformance no se condice con la recesión que aparentemente viene descontando el mercado de bonos. Mientras que el rendimiento de la tasa a 30 años viene bajando y se negativiza a valores no vistos desde 1980, todo anticipando una recesión en 2023, el mercado de acciones cíclicas opera aparentemente como si este evento no fuera factible de ningún modo. Por su parte, el petróleo quedó en un rango de US$ 70-80. Esto es positivo para el «headline inflation» (inflación total de Estados Unidos) pero cuando China salga de la cuarentena tendremos, probablemente, una inflación de commodites debido a un salto de demanda (quizás sea en abril de 2023). 

No obstante, la apertura de China y su inflación vía commodites no debiera correr al CPI norteamericano de la tendencia descendente, en especial a la medición core (o núcleo). Asimismo, uno de los componentes del core CPI de Estados Unidos está representado por las rentas de alquileres. Estas todavía siguen mostrando un relato que no se condice con la baja que los alquileres vienen mostrando en el spot. Un componente sustancial del CPI. Esto es porque la construcción del CPI se basa en contratos de alquileres ya firmados. En otras palabras, la inflación de alquileres tiene un sesgo hacia una historia que no se condice con el presente. Por el momento, el core CPI no muestra la caída en rentas de alquileres. En los próximos meses, el componente alquileres afectará de manera descendente a la inflación núcleo.

En resumen, el 2023 será un año con dos tendencias marcando el pulso. Por un lado, una desinflación probable. Esto es «bullish» y positivo en las equity y, al unísono, dovish (tasas de interés para abajo). Por otro lado, una eventual recesión. En otras palabras, esto sería «bearish» equity (pesimista para las acciones) y dovish (tasas de interés para abajo). Con cualquiera de los dos escenarios sobre la mesa, los bonos largos y el oro podrían tener una performance con las condiciones para que en algún momento comience el bull market en bonos. Es decir, una precondición para que arranque el bull market en acciones. 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí